25 de Noviembre: Día Internacional contra la Violencia Obstétrica

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El mes de Noviembre se caracteriza por los gritos de lucha contra la violencia hacia las mujeres, gritos ahogados en la oscuridad del patriarcado, gritos de indignación e incredulidad de que, todavía a día de hoy, sigamos gritando por lo mismo, hombres y mujeres feministas…

Este tipo de violencia se ejerce sobre mujeres de cualquier país, cultura, religión y escala social. Además de cualquier entorno social o laboral. Lo único que hace falta en escena es la presencia de una mujer a la que humillar, ningunear, marginar, abusar, insultar, asesinar, mutilar, agredir, golpear, silenciar, atacar, aniñar, menospreciar… el momento y el lugar es lo de menos. Da igual que la mujer sea una niña, una adolescente, una mujer madura o una anciana; tampoco importa si es una mujer sana o enferma; ni si quiera hay excepción con las mujeres embarazadas ni con las que están de parto.

Y aquí me detengo porque, aunque evidentemente detesto cualquier tipo de violencia hacia las mujeres, este blog habla de maternidad, y existe una violencia que se ejerce dentro de los paritorios y también en muchos partos domiciliarios (vuelvo a repetir que el lugar es lo de menos siempre y cuando haya una mujer sobre la que ejercer violencia) que atenta directamente sobre las madres: Hablo de la Violencia Obstétrica.

Dos asociaciones argentinas pro parto respetado (Dando a Luz y Maternidad Libertaria) elaboraron una serie de preguntas para identificar fácilmente la Violencia Obstétrica y que las usuarias comenzaran a despertar y apoderarse de sus partos (o pelear contra los que se lo robaron). Aquí os dejo las preguntas:

TEST DE VIOLENCIA OBSTETRICA

Marco Legal: Ley Nacional N°26485, Ley Nacional N°25929

Mientras estabas internada en la clínica u hospital, con contracciones de trabajo de parto,

1. ¿El personal de salud hacía comentarios irónicos, descalificadores o en tono de chiste acerca de tu comportamiento?

2. ¿Te trataron con sobrenombres (gorda) o diminutivos (gordita-mamita-hijita) como si fueras una niña incapaz de comprender los procesos por los cuales estás atravesando?

3. ¿Fuiste criticada por llorar o gritar de dolor, emoción, alegría…, durante el trabajo de parto y/o el parto?

4. ¿Te fue difícil o imposible preguntar o manifestar tus miedos o inquietudes porque no te respondían o lo hacían de mala manera?

5. ¿Se realizaron alguno o varios de los siguientes procedimientos médicos sin pedirte consentimiento o explicarte por qué eran necesarios?

Rasurado de genitales – Enema – Indicación de permanecer acostada todo el tiempo – Rotura artificial de bolsa – Administración de medicación o goteo para «apurar» el parto – Tactos vaginales reiterados y realizados por diferentes personas – Compresión del abdomen en el momento de los pujos – Episiotomía – Cesárea – Raspaje del útero sin anestesia

6. En el momento del parto, ¿te obligaron a permanecer acostada boca arriba aunque manifestaras tu incomodidad en esa posición?

7. ¿Fuiste obligada a quedarte en cama impidiéndote caminar o buscar posiciones según tus necesidades?

8. ¿Se te impidió estar acompañada por alguien de tu confianza?

9. ¿Se te impidió el contacto inmediato con tu hija/o recién nacido antes de que se lo llevara el neonatólogo para control? (acariciarlo, tenerlo en brazos, verle el sexo, hablarle, darle el pecho, etc.)

10. Después del parto, ¿sentiste que no habías estado a la altura de lo que se esperaba de ti (que no habías «colaborado»)?

11. ¿Podrías decir que la experiencia de la atención en el parto te hizo sentir vulnerable, culpable o insegura?

Si la respuesta a cualquier de estas preguntas es sí, fuiste víctima de violencia obstétrica.

———

Este test engloba muchas formas de violencia hacia las mujeres en trabajo de parto y me gusta repasarlo de vez en cuando para recordar que no sólo se trata de violencia cuando la mujer sufre insuperables secuelas físicas tras el parto, o cuando muere su bebé por una mala praxis, o cuando se siente violar por varios estudiantes sometiéndose a innumerables tactos uno detrás de otro… (que por supuesto no hay duda de la brutal violencia ejercida en estos casos). Sino que también existen micromachismos en este ámbito no menos inofensivos hacia la integridad de las mujeres.

Toda esta mierda, hablando claro, hay que pararla y hay que hacerlo ya. Es una pelea constante, una lucha sin final esta de la igualdad entre mujeres y hombres, pero no os vengáis abajo: mujeres; no os confiéis vosotros: víctimas del patriarcado; porque somos muchxs lxs que queremos que la historia cambie y cambiará.

Una de ellas es la matriactivista Jesusa Ricoy que desde su iniciativa The Roses Revolution nos transmite este mensaje:

Sin título

Y así será, mañana 25N, hay todo un movimiento preparado contra la Violencia Obstétrica. ¿Cómo puedes participar? Muy fácil:

rosa

  • Utiliza la imagen de la rosa como foto de perfil en tus canales sociales.
  • Difunde mensajes contra la Violencia Obstétrica en Twitter con los hastag #StopViolenciaObstétrica #StopObstetricViolence 
  • Si tienes un blog, puedes escribir un post (o los que quieras) para concienciar sobre este grave problema y tus ganas de erradicarlo del mapa.
  • Imprime testimonios de mujeres víctimas de Violencia Obstétrica y déjalos a las puertas de las maternidades donde sabes que se ejerce, junto con rosas.
  • Y ¡todo lo que se te ocurra!

 

Cantando A Mamá este año se suma a la campaña, espero que tu también. 

Por el fin de la violencia hacia las mujeres
Porque nacer sea un acto digno
Porque lo partos sean en libertad y respetados

25-N: Como mujer, en España me siento ¿libre?

Ella llora. Él sonríe y le dice que no será nada.
Ella está desnuda, se siente frágil y vulnerable.
Él mete la mano en su vagina a pesar de que ella le pide que no lo haga.
Él no la escucha. Sigue su ritmo mientras ella grita. Le duele.
Ella le exige que no la toque, que la deje en paz. Que saque la mano de su vagina. Se lo suplica. El no la escucha y le ordena que se calle.
Luego viene otro y hace lo mismo. Y otro…
Terminan. La dejan sola. Llora.
No es una violación. Está de parto.
 ¿No es una violación?
 Clara

Puedo presumir de vivir en un país libre, donde existen leyes que protegen a las mujeres para salvaguardar su integridad física y moral. Un país donde tengo derecho a voz y a voto; donde no se me discrimina por ser del sexo femenino; donde nadie más que yo tiene poder para decidir cómo vestir, a dónde asistir y con quién. Un país en el que existe libertad sexual y nadie puede recriminarme con quién mantengo relaciones, ni con cuantos hombres las mantengo, ni qué preferencias sexuales son aceptables o no que practique.

Entonces, ¿por qué me veo en la necesidad de escribir un post sobre el Día Mundial contra la Violencia hacia las Mujeres?

Podría decir que porque a día 12 de noviembre se contabilizaron 44 víctimas mortales por violencia de género en este año. / O porque me canso de ser bombardeada con publicidad, en cualquier medio, donde se muestra a la mujer como un pedazo de carne, como un objeto de deseo para el sexo contrario y nada más. Un ser sumiso y complaciente al que no le importa exponerse a tal abuso. / También podría decir que odio aguantar comentarios sexistas hacia mi hija del tipo «¡una pelirroja! la vas a tener que atar en corto.», «qué peligro va a tener», «cuando tienes una hija no te preocupas por un pene, te preocupas por todos los penes». / Porque en este país, es un hombre quien debate si una mujer tiene el poder de decidir sobre su cuerpo y su sexualidad, barajando en qué casos puede interrumpir un embarazo y en qué casos no. / También podria argumentar que los micromachismos y el amor romántico hacen estragos en las relaciones entre adolescentes, que hoy en día son un foco de violencia machista cada vez más preocupante, ejerciendo los chicos un control agobiante sobre las chicas. / O, porqué no decirlo, porque me canso de oír chistes que agreden la integridad de las mujeres. No me hacen gracia.

El año pasado ya publiqué en mi otro blog una entrada acerca de la publicidad contra violencia de género y propuse una campaña de publicidad ficticia distinta, para que empiecen a cambiar las cosas.

Pero esta vez, quiero argumentar, punto por punto, la necesidad de acabar con otro tipo de violencia hacia las mujeres. La que se ejerce en los paritorios. La que se sigue manteniendo oculta tras la frase «¿el parto?, bien gracias». Siento la necesidad de escribir un post sobre el 25 de noviembre…

  • Porque en este país «libre», dependiendo del protocolo del hospital, a una mujer no la permitirán ponerse de parto espontáneamente si pasa de una semana concreta de gestación y la inducirán con drogas sintéticas.
  • Porque en este país «libre», a muchas mujeres se les practicará la maniobra de hamilton sin previo aviso cuando acuda a monitores en su semana 40 de gestación, causándoles un dolor terrible y originando posibles infecciones a ella y a su bebé.
  • Porque en este país «libre», a una mujer (joven o adulta) tras diagnosticarle una lesión en el cuello del útero, aparentemente provocada por el virus del papiloma humano, le preguntarán sobre su vida sexual más íntima, preguntándole con cuántos hombres ha mantenido relaciones y qué prácticas son las que lleva a cabo en dichas relaciones, juzgándola y en ocasiones vejándola con insultos del tipo «viciosilla», «zorra», etc. (ejemplos reales). Sin esto tener nada que ver con el tratamiento final. Símplemente se hace por el goce que supone humillar a una mujer.
  • Porque en este país «libre», una mujer no podrá beber ni comer nada durante su trabajo de parto si el hospital al que acude tiene en su protocolo dicha tortura contemplada.
  • Porque en este país «libre», hay muchas mujeres a las que se las inmoviliza en una camilla tumbadas boca arriba durante horas en su trabajo de dilatación y parto simplemente por comodidad del personal que la asiste en el hospital.
  • Porque en este país «libre», otras tantas mujeres servirán de conejillo de indias en sus partos en salud, siendo sometidas a innumerables tactos vaginales por distintos estudiantes, fórceps didácticos u otras prácticas intervencionistas sin ningún criterio médico, sino más bien como mero «aprendizaje» para los residentes allí presentes.
  • Porque en este país «libre», no se tomarán en cuenta las preferencias de una mujer contempladas por escrito en su plan de parto, si el hospital al que asiste para parir así lo decide.
  • Porque en este país «libre», una mujer deberá soportar insultos (te has puesto muy gordita, eh?), vejaciones (cuando estabas haciéndolo no te dolía tanto, ¿verdad?), amenazas (si tu hijo muere tú serás la responsable), humillaciones (cose esto bien que una mujer nunca se sabe lo que es capaz de hacer), gritos (¡cállate!), calumnias (¿no querías parir sin epidural como las hippies, pues ahora te aguantas)… en un momento de tremenda vulnerabilidad como es su proceso de parto.
  • Porque en este país «libre», si eres mujer y estás de parto, es muy probable que te hagan una episiotomía y utilicen algún instrumental para «extraer» a tu bebé sin ni siquiera preguntarte, yendo en contra de la Ley de Autonomía del Paciente y el consentimiento informado.
  • Porque en este país «libre», cualquier mujer en su trabajo de parto puede ser agredida físicamente por la persona más grande del hospital, si ésta le hace una maniobra de Kristeller. Práctica desaconsejada por el Ministerio de Sanidad de este país «libre» y prohibida en innumerables países de la unión europea.
  • Porque en este país «libre», muchas mujeres serán mutiladas vaginalmente en sus partos sin ningún tipo de necesidad. (En España se practican más del doble de las  episiotomías que recomienda la OMS).
  • Porque en este país «libre», no todas las mujeres pueden decidir dónde parir, ya que el parto en casa no lo cubre la seguridad social, por lo que esta opción queda limitada a las mujeres que pueden costeárselo.
  • Porque en este país «libre» no existe una Ley contra la Violencia Obstétrica (como sí existe en otros países como Venezuela.) que proteja a las mujeres (y a los bebés) en los embarazos, partos y postpartos.
imagen sacada de mamanatural.com

imagen sacada de www.mamanatural.com

Y así podría hacer que la lista fuera interminable. Que no te engañen, mujer: España es un país libre lleno de jaulas cerradas. En cada jaula hay un derecho que tiene que ver con la vida sexual y reproductiva de la mujer, con sus valores como ciudadana, con su vida digna y placentera, con su potencial y empoderamiento…

¿Quién se apunta conmigo a salir a la calle y pegar hachazos a cada candado?

Podéis participar en vuestras redes sociales, denunciando la Violencia Obstétrica, el día 25 de noviembre con los hastags #ViolenciaObstétrica #StopObstetricViolence #StopViolenciaObstétrica.