¿Cómo superar la ansiedad de separación? (2ª entrega)

Lo prometido es deuda, aquí os traigo la segunda entrega del post «¿Cómo superar la ansiedad de separación?».

Os puedo contar que la semana pasada Zoe fue asimilando día tras día y poco a poco que cada mañana mamá la dejaba en «el cole» y se iba (para luego volver). Intentamos hablar del cole todos los días, nombramos el nombre de su tutora y el de cada niñx y cada vez que lo hacemos se pone contenta y cuando ve la mochila que le cosí la coge y corre a la puerta de casa gritando «coleeee». La entrada es tranquila, incluso va andando ella sola hasta el aula, aunque también hemos tenido algún retroceso.

El problema viene cuando siente que me voy, ahí comienza a desencadenarse la ansiedad de separación y es cuando sigo el ritual acordado: «Mírame a los ojos corazón, que te voy a decir algo importante: Mamá se va a trabajar. Te vas a quedar ahora con Maite y los amigos y volveré a recogerte después de la siesta ¿te acuerdas? ¿Quieres que cantemos la canción de despedida?». Normalmente mi hija contesta con un «Yiiii» y tras cantarla, nos despedimos con la mano.

El miércoles comienzo a currar tras casi dos años sin hacerlo y sé que ese día me derrumbaré. Todavía no he soltado ni una lágrima y sé que retener emociones no es sano, pero supongo que se debe a que tengo una barrera de frialdad en mi corazón que se mantiene intacta para aparentar seguridad y felicidad frente a mi hija y de este modo acompañarla como mejor se me ocurre en su ansiedad de separación. Sí tuve muchos días insomnio y estrés nocturno pero de momento ni una lágrima.

Imagen de Patricia Metola

Imagen de Patricia Metola

Para afianzar lo que ya llevamos trabajado y mejorar nuestras separaciones respetuosas, tengo en cuenta los siguientes ocho puntos, que añadidos a los de la entrada anterior nos están dando buenos resultados. Espero que os ayuden a vosotrxs también:

  • Dejar un objeto de seguridad al niñx. En el libro «Separarse de los padres sin lágrimas» que os comentaba, hablan de «la pulsera mágica», una que contiene todos los besos y abrazos de mamá para que cuando se sienta insegurx o triste se la toque y sienta el amor mágico que contiene. En esta línea, también podemos dibujar una cara sonriente en la palma de la mano de nuestrx hijx para que al mirarla se ponga contentx, o plantarle un beso en la mano también y cuando necesite nuestro cariño se la acerque a la cara para que el beso salte mágicamente a su mejilla. Todo esto puede formar parte del ritual de despedida y si se hace justo  antes de separarnos, mejor que mejor.
  • Intentar evitar el cambio de brazos. Siempre que os vayáis es mejor que el bebé esté en el suelo jugando o en los brazos del cuidador/a. Ya es bastante doloroso separarse de su madre o padre como para que encima sienta que le están arrancado de los brazos de quien más le quiere.
  • Ser claros a la hora de anunciar la vuelta. Lxs bebés no son conscientes del paso del tiempo y para ellxs es complicadísimo diferenciar entre «un ratito» o «un par de horas»… Mucho mejor es explicarles que volverás cuando se despierte de la siesta, por ejemplo.
  • Anticipar la despedida. Es bueno contarles de antemano lo que va a ocurrir. En mi caso, llevo a Zoe a su escuela infantil en coche y durante el trayecto le voy diciendo lo que ocurrirá para que no le pille de nuevas. Esto resta pánico a la situación ya que le suena lo que ocurre porque su madre se lo ha explicado con antelación.
  • Otro dato importante es mantener la mirada cuando les explicamos que nos vamos. Un ejemplo podría ser éste: «Zoe, mirame a los ojos que te voy a decir algo importante: me voy a trabajar y volveré después de tu siesta ¿te acuerdas? Pásalo bien con los amigos, mi cielo. Luego me lo cuentas ¿vale? ¡Adiós!»
  • No alargar mucho el momento del adiós. La despedidas ya son dolorosas de por sí, así que lo ideal es hacerlas cortas pero sin prisas, con seguridad y alegría. Una vez se desencadena la ansiedad de separación, ésta va en aumento, por lo que si no es posible quedarnos el tiempo necesario para que nuestrx hijx se calme del todo, lo mejor es cortar la situación de despedida y desaparecer. Duro, pero menos de lo que podría ser si salimos del aula cuando el pánico ya haya estallado.
  • Nunca retrasarse en la recogida. Cuando un/a niñx se acostumbra a recibir a su madre tras la siesta y ésta un día no aparece, el pánico puede desencadenarse. Por ello es importante que la rutina se mantenga lo menos flexible posible.
  • Normalizar el reencuentro. Una de las cosas que por naturaleza solemos hacer las madres y padres es llenar de besos y abrazos a nuestrx hijx al recogerle, y es que la culpabilidad es tan grande que queremos demostrarles una y otra vez que les amamos, y ellos esto ya lo saben; es más: ellxs nos quieren de manera incondicional también, hagamos lo que hagamos (fuerte, pero cierto). El caso es que si ellxs notan una exageración en nuestros sentimientos al recogerles pensarán que les estamos salvando, literalmente, de un lugar hostil y aumentará al día siguiente la ansiedad de separación. Mucho mejor es entrar relajadxs al aula y decir «¡Hola cariño, ya he vuelto! ¿Qué tal lo has pasado? Cuéntamelo todo de camino a casa». (Por supuesto sin dejar de besar y abrazar todo lo que nos dé la gana, pero ni más ni menos que de costumbre).

Pues esto ha sido todo por hoy, aunque hay infinidad de buenos consejos más al alcance de nuestra mano, en internet o libros especializados sobre el tema. Espero de corazón que el periodo de adaptación de vuestrxs peques sea lo menos traumático posible y que pronto entiendan que aunque estéis separadxs, les queréis siempre.

Por petición de algunas lectoras del blog, no quiero terminar sin mencionar algunos consejos para sobrellevar, nosotrxs lxs adultxs, nuestra ansiedad de separación. A mí personalmente me ayuda:

  • Conocer todo lo que pueda a la persona que se quedará al cuidado de mi hija en mi ausencia. El periodo de adaptación en la escuela que hemos elegido es respetuoso con las emociones de lxs adultxs también y fomenta la entrada al aula de las familias, promueven la lactancia materna, etc. Los primeros días acompañé a Zoe dentro de la escuela las horas que estuvo allí y eso me ayudó a observar a la tutora: cómo trataba a lxs niñxs, cómo les hablaba, la energía que les transmitía, cómo era su relación con mi hija… A mí me transmite una confianza que creo necesito para irme más tranquila al trabajo.
  • Pasar tiempo de calidad con Zoe. Las tardes intentad dedicarlas 100% a estar con vuestrxs hijxs. Ver cómo ríen, juegan y disfrutan a vuestro lado es sanador ¿me equivoco?
  • Pruebas gráficas. Si existe la posibilidad de que la persona responsable del cuidado de vuestrx hijx le haga alguna foto o vídeo en momentos felices dentro de la escuela, pedirle que os la envíe a través de wasap. El «no saber cómo estará» aumenta muchísimo la ansiedad y nos llenamos de paranoias. Esta opción acaba por completo con ellas.
  • Llevar al trabajo un objeto o fotografía de mi hija. La opción más sencilla es usar una fotografía reciente como salvapantallas del ordenador. Cuando estoy triste, la miro y recuerdo aquella tarde de risas y juegos compartidos y automáticamente siento felicidad.
  • Expresar las emociones. Llamar a mi pareja, a mi madre, mi hermana… personas con las que me puedo desahogar con naturalidad y contarles cómo me siento. Escribir en el blog me ayuda muchísimo a volcar y canalizar energías. (Si no tenéis blog, escribir en un papel o libreta es igual de sanador).
  • Borrar la palabra «culpa» del diccionario. Las madres (y padres, pero no sé por qué más las madres) solemos ungirnos bien en la culpa, es una palabra que acompaña a la maternidad de principio a fin y en periodo de adaptación cambiamos directamente nuestro nombre por el de culpable. Actúo según mis valores y creencias y lo hago lo mejor que sé, por lo tanto: NO SOY CULPABLE, soy responsable.

Quiero terminar con algo que oí hace poco y me dio mucho que pensar: Los bebés son seres altamente adaptables, acaban adaptándose a cualquier situación y entorno y son capaces de ser felices en cualquier lugar. Con esto digo que (para bien o para mal) nuestrxs bebés serán felices tarde o temprano en la escuela infantil y no dejarán de amarnos aunque nos separemos de ellos X horas al día. Esto no quiere decir que el impacto emocional que supone para ellxs experimentar ansiedad de separación sea inofensivo, de hecho dejará huella para el resto de su vida y en nuestra mano está, como adultxs, acompañar el proceso de la manera menos agresiva y más respetuosa posible, ¿no os parece?

El rencor o el odio son sentimientos de los que carecen nuestras criaturas, sin embargo de amor incondicional tienen excesos…

No dejéis de contarme cómo habéis gestionado la ansiedad de separación en vuestros hogares, me encantará saberlo. Abrazos a raudales. 

¡Siéntete triunfadora! (Semana Mundial de la Lactancia Materna 2014)

Cuando leí el eslogan propuesto por la WABA para la Semana Mundial de la Lactancia Materna de este año, sentí una tremenda satisfacción: Lactancia Materna: Un triunfo para toda la vida.

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El mirar a mi hija ahora, tras 15 meses de lactancia a demanda, en la que ya no es necesaria la ingesta de probióticos, donde las lágrimas y el dolor han quedado muy atrás, ahora que no existen dudas ni miedos y hemos aprendido a danzar bajo la mejor técnica el baile de nuestra lactancia… hace que me sienta una triunfadora.

Hoy puedo decir: Doy el pecho a mi hija. La he alimentado de manera exclusiva con mi leche hasta los seis meses y tras éstos han venido muchos más en los que siempre que ha demandado un abrazo de leche lo ha tenido.

Muchas veces he dudado de mí misma, he pensado que «no iba a poder», me he preguntado «esas madres, ¿cómo lo hacen?», me he querido morir de la impotencia, del dolor agudo de una mastitis que duró más de 5 meses… Pero la realidad es que la lactancia triunfó y ese triunfo será para toda la vida. No usé pezoneras, no tomé antibióticos, no suplementé en ningún momento a mi hija con leche que no fuera mía. Sí pedí ayuda, sí me dejé asesorar por grupos de madres, por doulas y consultoras de lactancia; sí recibí el abrigo de la tribu, sí analicé mi leche en laboratorio y tomé probióticos, sí recogí cada e-mail de apoyo en mi corazón. Reconozco que fue mi decisión, y no digo que sea la acertada (que nadie me mal interprete), símplemente fué la  mía y triunfé o desde luego me siento así.

A veces la lactancia no es cómo esperabas que fuera y encuentras obstáculos, dejas de disfrutar y te frustras. En cualquier caso: NO ERES CULPABLE. En este punto cualquier decisión que tomes será la acertada. El Dr. José María Paricio dice en su libro Tú eres la mejor madre del mundo «(…) entre una semana de lactancia y ninguna, más vale una; un mes y medio es mejor que uno y uno mejor que ninguno. Hasta donde tú decidas estará bien, hasta donde tu bebé pueda será lo mejor.» De manera que la lactancia materna sieeeeeeempre triunfa.

Por eso entre el 1 y el 7 de agosto se celebra a nivel mundial este acto de amor que nos brinda la naturaleza a madres y bebés. Y en concreto el 1 de agosto, el Día Mundial de la Lactancia Materna. Si te quieres unir a la fiesta ayúdanos a difundir el mensaje para normalizar la lactancia y sus beneficios innumerables.

¿Te apetece participar?

  1. Si tienes un blog y quieres participar con un artículo que hable de lactancia materna, enlázalo al carnaval bloguero. Para eso copia este código en el editor de html de tu blog. El carnaval bloguero estará operativo desde este mismo momento hasta el día 7 de agosto (que es cuando termina la Semana Mundial de la Lactancia Materna).
  2. Si quieres que tu blog aparezca en la lista del carnaval anota la url del artículo aquí
  3. Si te gusta diseñar puedes hacer alguna imagen especial para el evento y si no, puedes usar esta imagen:
  4. Dialactancia_2014_zpsdf217be9El día 1 de agosto (y el resto de la semana de la lactancia materna) publica información o artículos sobre lactancia materna en la redes sociales. El hastag para el día 1 de agosto es #dialactancia y el resto de la semana de la lactancia materna usaremos #semanalactancia
  5. Programa tu publicación en las redes sociales si no puedes estar disponible ese día. Puedes programar los tweets con hootsuite (es gratis).

¿Y si no tengo blog?

Si no tienes blog también puedes ayudarnos utilizando el hastag #dialactancia el día 1 de agosto y #semanalactancia el resto de la semana, compartiendo información o artículos sobre lactancia y celebrando la semana con nosotras.

Hemos creado un grupo de Facebook para intentar organizar este día tan especial, te invito a visitarlo y a poner tu granito de arena.



¿Quién se anima a triunfar?

Todos los bebés son buenos

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Corregidme si me equivoco, pero, ¿no estáis hartas de que la gente, al mirar a vuestro bebé os pregunte cosas como esta?: «¿Es buenx?» «¿qué tal se porta?» «¿Te da buena noche?» «¿Da mucha guerra?»... A mí me lo han dicho infinidad de veces, y en mi torpeza verbal y déficit asertivo la mayoría de veces he contestado con una sonrisa complaciente y un «la verdad es que es muy buena». Pero, ¿qué bebé es malo? Los seres humanos nacemos puros, vírgenes de todo concepto positivo o negativo, somos puro instinto exento de juicios. Los bebés no son buenos ni malos, sólo son bebés y se comportan según lo que espera de ellos la naturaleza.

  • Si llora es porque te necesita y no conoce otra vía de comunicación diferente.
  • Si tira cosas al suelo (comida, juguetes, objetos de valor para un adulto) demuestra que está aprendiendo cosas como cerca y lejos o arriba y abajo; y poniendo a prueba su fuerza.
  • Si se despierta cada 3 horas y solo se consuela a tu lado o con tu pecho es porque junto a ti se siente segurx y su reloj biológico funciona a las mil maravillas.
  • Si tiene «rabietas» significa que está transitando diferentes emociones que todavía no sabe canalizar y necesita de tu sostén y paciencia para sentirse segurx.
  • Si te dice «tonta», lo más probable es que quiera explicarte que no le entiendes y su limitado lenguaje sólo le permite mal-insultar en un momento dado.
  • Si se pasa el día saltando, corriendo, cantando, gritando, jugando y pocas veces  está tranquilx y sentadx, quizás sea porque es un/a niñx y nada más.

Un bebé es altamente competente (como diría el pediatra José Maria Paricio) y viene al mundo a sobrevivir, el pretender encasillarlo en la maldad solo hace de los adultos personas ignorantes y crueles. Los bebés no pueden manipular, sencillamente no saben, su cerebro no está preparado biológicamente para una función tan racional. Los malos, los de la «mente sucia» son los adultos que creen que un bebé puede actuar en voz del mal.

Todos los bebés son buenos porque todos ellos son bebés.

¿Utilizáis alguna respuesta inteligente para contestar sobre este tema? Me encantaría apuntármela para la siguiente.  

La maternidad es un arte

Quiero compartir con vosotrxs la obra de arte en la que ha convertido nuestra maternidad la artista Nancy Coste. Cuando mi hermana me comentó que una fotógrafa buscaba a madres lactantes que quisieran posar totalmente desnudas y de manera voluntaria dando el pecho a sus bebés y niñxs, no lo pensé mucho tiempo: quería tener ese recuerdo, quería congelar para siempre este momento, mi maternidad. Cuando luego indagué sobre la artista me quedé fascinada por su trabajo y ya no hubo ninguna duda: LO HARÍA. Y lo mejor de todo era que mi hermana vendría a Madrid para fotografiarnos juntas con nuestra prole. La foto formaría parte de una serie llamada Milk en la que la lactancia materna es la protagonista. Podéis ver el resto de las imágenes en su página de facebook.

El día de «las fotos» quedamos cerca del estudio de Nancy y estábamos un poco nerviosas, pero en cuanto nos abrió la puerta y entramos en ese maravilloso ático supimos que estábamos en manos de toda una profesional. En el estudio no había nadie más, sólo ella con su amplia sonrisa y mirada transparente.

Me sorprendió la naturaleza con la que se desnudaron mis sobrinas y entendí que lo que allí se respiraba era arte del bueno, donde el pudor no tiene cabida y cualquier cuerpo es bello tras la cámara de Nancy Coste.

Durante la sesión me sentí genial, amamantando a mi hija rodeada de esos tapices del siglo XVIII. Pensé que merecíamos estar ahí, que nuestra lactancia era digna de admirar, que nuestros cuerpos eran líneas perfectas para la composición del mejor de los cuadros. Y pensé en todas las mujeres, poderosas musas de innumerables obras de arte, fuente de inspiración para todas las demás madres que se sienten perdidas, confusas, al borde del abismo a veces… Mujeres que se sienten superar por ellas mismas porque nunca imaginaron el poder tan grande que las aguardaba.

En la imagen te miro serena, protectora, segura, tranquila, pero a la vez desafiante, inalterable, loba, poderosa… Mi niña mira al cielo o a ninguna parte, juega con mi pecho mientras mama y se aprecia la plenitud y seguridad que encuentra en mis brazos. No la soltaré nunca y lo sabe. Siempre estaré ahí, sosteniendo su alma cada vez que lo necesite.

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By Nancy Coste

Tras varios flases, risas y alguna que otra acertada indicación de Nancy, ésta levantó su rostro tras la cámara y dijo «tengo la foto, ¡la tengo!». Nunca imaginé que días más tarde recibiría esta maravilla. Todo mi agradecimiento a la artista.

La maternidad es sagrada y merece ser tratada, como menos, cual maravillosas obras de arte.

*IMPORTANTE: Esta foto es propiedad de la artista Nancy Coste y está protegida al aparecer menores de edad en ella. Por favor, no difundas su contenido por separado ni la descargues en tu PC. Si deseas compartirla envía el enlace a la entrada de este blog. Muchas gracias.

El deber de las madres

Parece que el decidir ser madre conlleva muchas veces (por no decir siempre) una serie de obligaciones socialmente impuestas de las que pocas podemos pasar por alto sin ser, como menos, juzgadas. Desde el momento en que te enteras que estás embarazada piensas «¿seré una buena madre?». Y esa pregunta se extrapola casi por arte de magia a cada movimiento, acto o cosa que se te ocurra expresar de cara al resto del mundo. Pero, ¿qué es una buena madre? ¿La que hace lo que debe, lo que espera de ella la sociedad? ¿La que está a la altura?

A ver si consigo explicarme: a continuación voy a escribir algunas frases, a ver si os sentís identificadas.

  • Tengo que hacer algo de deporte durante el embarazo (nadar, dar largos paseos, hacer ejercicios de Kegel, pilates, yoga…)
  • Tengo que comer de manera equilibrada.
  • No tengo que engordar más de X kg durante el embarazo.
  • Tengo que avisar a la familia cuando nazca el bebé para que lo conozcan.
  • Tengo que controlar mi estado de ánimo durante el puerperio, ¡no tengo que llorar todo el tiempo!
  • Tengo que dar el pecho / No tengo que dar el pecho.
  • Tengo que recuperar mi figura lo antes posible.
  • Tengo que empezar a destetar a mi hijo antes de incorporarme al trabajo.
  • Tengo que prestar más atención a mi pareja.
  • Tengo que ser paciente en cualquier circunstancia.
  • Tengo que aprovechar que el bebé duerme para limpiar la casa, hacer la comida, etc.
  • Tengo que empezar a establecer unos horarios de comidas y sueño en mi bebé.
  • Tengo que empezar a pensar en pasar a mi hijx a su habitación.
  • Tengo que aprender a poner límites.

Y así podría poner un sin fin más. Ahora os pido una cosa: volved a leer las frases pero cambiando el «tengo que» por la palabra «quiero» y decidme con cuantas os identificáis. Todas las frases que os chirríen borradlas de la lista y de vuestros deberes como madre y no volváis a sentir culpa por algo que verdaderamente, en lo más profundo de vosotras no queréis hacer.

Lo ideal es crear vuestra propia lista de deberes, obligaciones que os rondan una y otra vez la cabeza, frases que os dice vuestra vecina, vuestra madre o incluso alguna amiga. Y hacer el ejercicio de inversión de palabras para quedaros con la mujer que sois y no con la madre patriarcal estereotipada que nos venden las marcas de belleza. Porque además solo vosotras sabéis la maternidad que queréis vivir.

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Las mujeres, por lo general, somos juzgadas en cualquier ámbito de nuestra vida, y en concreto en el sexual-reproductivo cualquier persona puede opinar, «darnos consejos» e incluso directamente entrometerse y decidir por nosotras. Muchas veces sentimos tal presión social por lo que se espera de nosotras mismas que directamente nos anulamos y la palabra «quiero» desaparece de nuestra mente para ser (mal)sustituida por un «debo» o «tengo que».

Coge las riendas de tu vida, mujer, y experimenta tu maternidad como te de la real gana, porque ¿sabes una cosa?: ES TUYA Y DE NADIE MÁS.

Helado de «teto»

Estos días en que el calor sofocante parece haberse instalado sin permiso en nuestros hogares de una forma aplastante, Zoe demanda muchísimo pecho. Necesita hidratarse más que de costumbre y anda todo el día persiguiéndome por casa gritando «teto», «mamá, teto». Desde siempre hizo masculina a la teta y le colocó una «o» al final, solo ella sabrá por qué. El caso es que el otro día me puse a hacer helados caseros para los adultos de la casa con soja y chocolate ecológico, y al colgar una foto en instagram, mi amiga Mariadelmar de Siénteme Crianza me recordó la brillante idea que ya había escuchado y leído años atrás en diferentes blogs maternales: ¿Por qué no hacer un helado con mi propia leche y ofrecérselo a mi hija?

En casa no tengo sacaleches, así que me dispuse a ordeñarme de manera manual. Al verme hacerlo, Zoe en seguida señalando mi pecho dijo «tetoooooo», así que me la puse al pecho que me quedaba libre y de esta forma las dos contentas: ella mamando y yo ordeñándome el otro pecho del que fluía la leche mucho mejor con la estimulación del contrario.

Al cabo de los días este ha sido el resultado: Un rico helado de teto.

la foto 1 Y Zoe encantada con la leche de su madre en formato sólido, bien fresquita para aliviar el dolor de la dentición que ahora además está en pleno auge con el nacimiento de los incisivos laterales. Al principio daba besitos al helado, pero en cuanto ha reconocido el sabor lo ha lamido y relamido como los mayores mientras declamaba un «mmmmmmm» de puro placer.

No lo dudéis ni un minuto, si queréis refrescar a vuestrxs bebés de forma sana y natural ofrecerles helados de vuestra cosecha propia. Yo repetiré la experiencia seguro. ¡Les encanta!

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La maldición «cantajuega» ataca de nuevo

Recuerdo un verano infernal en el que en casa de mi madre, mi sobrina la mayor, se pasaba el día delante de la tele viendo los cantajuegos. Las canciones invadían mi cabeza día y noche, ya que incluso en sueños sonaban sin cesar como una cadena martilleante. No había descanso.

Siempre dije, «yo a mi hija nunca le pondré a ver los cantajuegos», hasta que fui madre y un día no se me ocurrió nada mejor que sentarla frente a la tele y darle al «play». No me preguntéis por qué, porque ni yo lo sé. Quizás fue un día en el que necesitaba 10 minutos de espacio vital, o uno en el que se presentaron las tres de la tarde y la comida estaba aún sin hacer, o… vete tú a saber. El caso es que ahí estaba mi hija, en silencio, extasiada ante tanto color imposible, absorbida por la cutrísima puesta en escena y enganchada a las melodías infernales.

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Sólo la portada del DVD ya da miedito… Esos jóvenes mal uniformados en donde ni el peto que llevan es del mismo color, metidos dentro de una tele, rodeados por cuatro dibujos feos (entre ellos el Ratón que compra con mucho dinero los dientes de los niños buenos y obedientes), todo ello sobre un fondo amarillo degradado chillón y coronado por las letras multicolor que muy difícilmente vienen a escribir CANTAJUEGO. ¡Uf!

Estos vídeos de juegos musicales, no son otra cosa que un invento más para aparcar a lxs niñxs frente a la tele 20 minutos. Y es que un bebé de 14 meses (que son los que tiene mi hija) no es capaz de asimilar tanta excitación y sobre estimulación junta, e intenta procesar con su ajetreado cerebro sin apenas pestañear lo que esos adultos disfrazados de… ¿niños-granjeros-con-chistera? le intentan decir cantando. De esta manera no rechista durante ese tiempo y permite a su madre desconectar.

Pero, ¿no resultará perjudicial para ella? Evidentemente, bueno, bueno, no es. De hecho las veces que le he puesto el vídeo, ha estado mucho más inquieta, al igual que si vemos la tele antes de acostarnos y nos tragamos toda la publicidad o vamos a comprar a Carrefour en hora punta. Cualquier sobre estimulación es negativa para nuestros bebés.

Por suerte existen alternativas. A mi hija le encanta cantar y le encantan los juegos, y a mi me encanta desconectar de vez en cuando y sentirme sola. Lo reconozco, yo necesito mi espacio sin Zoe (aunque sea 10 minutos para asearme tranquila).

El caso es que existen otros vídeos mucho más educativos y menos agresivos que los cantajuegos. Hablo de los Juegos de Rimas de Dedos de Tamara Chuvarosky. Los destinatarios reales de los vídeos son los padres y madres que deben aprenderse las rimas para luego enseñárselas al bebé. Yo me las he aprendido todas y muchas veces aprovecho para jugar con Zoe y se lo pasa genial. Además favorecen el lenguaje y la motricidad en los más pequeños y ante todo sirve como encuentro entre niñxs y adultos. Sólo tengo el primer DVD pero espero hacerme con el resto en algún momento porque para mí ha sido todo un descubrimiento. También podéis encontrar muchos vídeos en youtube, como éste y aprenderos las rimas poco a poco:

Los juegos están separados además por estaciones del año, de manera que si en primavera vemos una abeja polinizar las flores podemos hacer «Zen, Zen, Zen, abejita ven. Ve de flor en florecita, trae miel a la casita», o si en invierno nos deslizamos por la nieve quizás nos apetezca contar la rima de Pancho, Pincho y Moncho…

Reconozco que para encontrar mi espacio, recurro al video directamente en la tele, que como hemos dicho no es ideal, pero seguro que es mil veces peor recurrir a los Cantajuegos.

¿Conocéis algún otro recurso no agresivo donde el juego y las canciones capturen por un ratito la atención de nuestros bebés? Me encantará saberlo.

Sobre el Proyecto MaMi

Ayer tuve la suerte de poder asistir a la presentación del Proyecto MaMi, un interesante espacio para la Música, la Armonía, la Materpaternidad y el Intercambio, donde tres mujeres conjugan a la perfección sus disciplinas y las ponen en marcha con un objetivo común: hacer a las familias más felices.

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Canto Prenatal, Musica in Culla y Musicoterapia son las disciplinas que Carla Navarro, Bianca Albezzano y María Martínez-Gil Vázquez trabajan y entrelazan en este proyecto que a mí personalmente me ha enamorado.

La intención, como bien explican ellas mismas, «es crear un espacio que abarque desde la etapa prenatal y primera infancia en adelante. Donde utilizar la música como herramienta de comunicación e intercambio para desarrollar la calidad de vida y el bienestar.» Y para ello desarrollan «dos vertientes en las cuales la inmersión en el contexto sonoro-musical se realiza de manera natural y respetuosa con el individuo: el aprendizaje musical y la terapia musical.

Por un lado, el Canto Prenatal fortalece el vínculo madre-bebé utilizando los recursos psicocorporales como herramienta de autoexperimentación de la voz y el cuerpo en la etapa prenatal. La criatura recibe masajes internos por la vibración de la estructura ósea de la madre al cantar, esto añadido a la liberación de endorfinas que ambos cuerpos producen (el de quien canta y el de quien escucha) proporcionando bienestar y seguridad tanto al bebé como a la madre. Al mismo tiempo el padre puede generar también vínculo con la criatura mucho antes de nacer, ya que el bebé discrimina sonidos a partir de la semana 24 de gestación y fácilmente podrá reconocer la voz del papá cuando éste nazca. Carla, explicó en la presentación algo que me parece un acierto dentro del proyecto, y es que cada familia compone durante el proceso una «canción de bienvenida» que será única en cada caso y a la que pueden recurrir ahora y en el futuro.

La Musica in Culla (Música en la cuna) abarca del nacimiento a los 36 meses de vida, y basa su metodología en la Learning Music Theory del investigador estadounidense E.E. Gordon, teoría que nace de la observación de la naturalidad del aprendizaje del lenguaje verbal en la primerísima infancia. Por tanto logra un acompañamiento en el aprendizaje verbal hasta el aprendizaje musical de los bebés a través de propuestas melódicas y rítmicas. Las madres y padres son además sujetos activos de las dinámicas y participan de igual modo en el desarrollo motor y sonoro de sus pequeños.

Finalmente la Musicoterapia está presente en este proyecto como un proceso sistemático y creativo de exploración y expresión. Aquí se trabajan las áreas cognitiva, emocional y social afectiva, utilizando la música en vivo. Con ella se pretende mejorar la calidad de vida de las personas que acuden a las sesiones, tanto niños como adultos.

Este proyecto está creado y coordinado por Afinarte escuela de música y baile, Espacio Musicoterapia y Canto Prenatal Madrid. Y juro que no me llevo comisión al promocionarlo en Cantando A Mamá, es simplemente que creo en él y me parecía obligado hablaros del mismo en este espacio. Espero que les vaya fenomenal en su empeño por cambiar el mundo desde el respeto a las familias, la escucha y el amor por la música.

Nuestra exclusividad llega a su fin

Ando un poco desconectada últimamente, como habéis podido comprobar. De hecho, se han borrado los widgets laterales donde aparecían las insignias de mi blog y no he tenido un momento para restaurarlos.

Esta apatía se debe a que mi periodo de excedencia termina en septiembre y ando buscando un lugar donde cuiden a Zoe las horas que yo perderé metida en una oficina. Igual alguna de las lectoras se encuentra en la misma situación. He de decir que he pasado un mes lleno de ansiedad por este tema: He dormido fatal, he estado súper susceptible y casi no he sonreído ni un instante. Mi hija ha notado todo esto y ha empezado a morderme el pecho al mamar, lo cual se ha traducido en más ansiedad por mi parte.

¿Por qué me tengo que separar 7 horas al día de mi hija, cuando ésta no tiene ni 2 años? ¿Por qué he tenido que elegir entre criar a mi hija hasta ahora o recibir un dinero para sustentar a mi familia? ¿Por qué hemos tenido, mi pareja y yo que hacer malabarismos para poder subsistir hasta ahora, perdiéndose él gran parte de la infancia de su criatura?

En este país no existe una conciliación real entre la vida familiar y laboral, y miles de familias sufren día a día por ello. Otros países como Noruega o Finlandia gozan de una ley de conciliación de calidad y eso se traduce en familias felices y trabajadores motivados ofreciendo un alto rendimiento a las empresas.

He visitado todas las escuelas infantiles públicas de 0 a 3 años de la zona en la que vivo y dos escuelas privadas también. Una jornada de puertas abiertas en una escuela infantil pública (en la Comunidad de Madrid) se puede resumir en lo siguiente:

  • Unas 40 familias metidas en un aula (en el mejor de los casos. En más de una nos hemos visto en el rellano de la escuela, quedándonos la mitad fuera) donde nos encontramos madres y padres, bebés de 0 a 3 años en carritos o portabebés y mujeres embarazadas. Todos de pie.
  • La directora del centro (o en su defecto alguna educadora) haciendo de portavoz, donde lo principal es dejar claro los plazos y documentos a presentar para ser admitido.
  • Tras quedar claras estas dudas y alguna que propongan los padres y madres, se procede a visitar la escuela.
  • Al terminar se reparten solicitudes a las familias.

A la primera jornada a la que asistí, salí casi llorando. Me imaginaba a Zoe en un lugar extraño, con una desconocida como «cuidadora» y con 13 bebés como ella llorando de terror en la misma situación y se me encogió en corazón. Pensé: me cojo otro año de excedencia como sea. En las siguientes intenté relajarme y observé a mi hija (me la llevé a todas) explorando las aulas y los patios en las visitas. Me di cuenta que le encantaba que todo estuviera a su alcance y fuera novedoso. Cuando encontraba un espejo o un juguete que le llamaba la atención me miraba y gritaba sonriendo «¡Ma-má!». Supe entonces que mi hija podría pasárselo bien en aquellos lugares pero siempre y cuando su madre estuviera cerca para compartirlo. Así que a cada reunión pregunté por el periodo de adaptación. Yo preguntaba: «¿Permitís el acceso a la madre al aula los primeros días?» y siempre me respondían de la misma inhumana manera: «No, no, no, de ninguna manera. Haceos a la idea de que van a llorar el primer día, el segundo… a veces la semana entera. Pero luego se adaptan estupendamente. Lo vais a pasar peor vosotros que ellos.» Como podéis imaginar, me quedaba muy tranquila con la respuesta…

También hice otro tipo de preguntas y estas fueron las respuestas generales que recibí:

  • Si después de la siesta algún niño se despierta llorando, ¿lo cogéis en brazos? Se intenta que no, para que no se acostumbren. ¿Y para dormirles, tampoco? No, no, aquí se les enseña a dormir solitos.
  • ¿A qué hora comen? de 11.30 a 12.30h. Si algún niño no tiene hambre a esas horas pero luego sí ¿le ofrecéis comida en otro horario? No. Todos los niños se sientan a comer al mismo tiempo y si no comen un día, ya comerán al siguiente. Enseguida cogen el ritmo, no os preocupéis.
  • Mi hija no toma leche de vaca ¿se la podéis suprimir de la dieta? Me lo tienes que justificar de forma médica. No hay ninguna cuestión médica, simplemente toma leche de su madre y no de otros animales. Yo tengo que darle leche de continuación, si no estás de acuerdo me lo tienes que justificar como te digo.

Y de este estilo, otras más. Me sorprendió muchísimo la resignación de las familias ante ciertos temas. Con el horario de recogida, por ejemplo: ¿sabíais que no puedes sacar de la escuela a tu hijx cuando te venga en gana? El horario por norma es de 9 a 16h; sí hay opción de ampliarlo (pagando 15€ más por cada media hora que pase tu hijx en el centro) pero no de reducirlo. ¡Me parece indignante! No estamos hablando ni siquiera de educación «obligatoria», sino de Escuela Infantil: un lugar donde cuidan (no «crían») a tu hijx mientras tú trabajas.

Otro dato que me pareció como menos triste es ver a mujeres embarazadas en las jornadas. La portavoz de la escuela hablaba de los casos de «no nacidos» a la hora de presentar documentación. Como no son bebés registrados, los padres deben presentar un papel del hospital acreditando la fecha probable de parto para incluirlos como solicitantes de plaza en 0-1. Y estos solicitante deben quedar escolarizados al cumplir 4 meses.

Parece que a lxs ciudadanxs nos quieran amaestrar desde el nacimiento para convertirnos rápidamente en seres maleables, sumisos, cortándonos rápidamente las muestras de afecto y apego, separándonos del placer y sometiéndonos a duras pruebas donde la dureza de corazón sea la meta a alcanzar.

A pesar de haber presentado solicitud en 2 de estas escuelas públicas, finalmente he pagado ya matrícula en una privada, donde, según especifican en sus objetivos, «acompañan el crecimiento y desarrollo integral del niño/a, respetando su evolución y recorrido, proporcionando los recursos necesarios para preservar su unidad en el proceso de su camino.» y entre otras cosas mantienen «el equilibrio y el desarrollo armónico de la personalidad en el campo afectivo-social, cognitivo y psicomotor». Porque al fin y al cabo, lo que busco en una escuela infantil es:

  1. RESPETO: a mi hija, en sus procesos de desarrollo y crecimiento, de relación con el mundo y los demás. Y a nuestra familia, en nuestra manera de criar a nuestra hija donde, según mi opinión, nadie tiene derecho a opinar y mucho menos entrometerse.
  2. AMOR: en el cuidado que transmitan a mi hija, porque su desarrollo emocional marcará en el futuro a la mujer en la que se convertirá.

Con la decisión tomada ya ando más tranquila y centrada. Ahora toca aprovechar al máximo estos últimos meses de apego exclusivo. Os dejo, ¡que me lo pierdo! 😉

Facebook y la censura

Hace dos días Facebook censuró contenido de mi página de facebook. Se trata de esta imagen que compartí a través de World Protest Against Forced Cesareans, (una plataforma para denunciar la tremenda violencia obstétrica que sufrió la brasileña Adelir al ser sometida a una cesárea policial) en la que se aprecia un nacimiento en podálica.parto podálica

La imagen está sacada originalmente de la web birthinginstincts.com, concretamente aparece en su blog, ilustrando una entrada que habla de la perspectiva del padre en el parto. Las mujeres tenemos el privilegio de parir y los hombres de presenciar en primera linea el nacimiento de sus hijos, si lo desean. Esta imagen la quise compartir por varios motivos:

  1. Nos pone en el lugar del padre (o el acompañante) en ese momento único en la vida, dándonos otro punto de vista, para aprender y deleitarnos con su belleza.
  2. Me parece una foto que puede ayudar a empoderar a muchas mujeres que esperan bebés en podálica o de nalgas, a las que quizás desde el sistema sanitario las han condenado de antemano a una cesárea programada. De hecho, el comentario que acompañaba la foto era «Podemos parir», dando a entender el poder de las mujeres para parir bebés en podálica.
  3. La foto me parece preciosa, sin más.

Pero al parecer, unas piernas de bebé asomando por una vagina al nacer es contenido «poco apropiado» y por tanto censurable, en el canal social. Entiendo que no es una imagen habitual y puede resultar «chocante» de primeras, pero el contenido es totalmente apropiado, ya que se ha publicado en una página que cuida la maternidad consciente (¿qué mejor forma de consciencia que mostrar un nacimiento tal cual?) y desde luego nada violento. Por no haber no hay ni una gota de sangre en la imagen (y eso que es un parto real).

En fin, ya conocemos las polémicas Normas de Comunidad de Facebook y las innumerables fotos censuradas sobre maternidad y lactancia; pero a mí lo que me preocupa es que para que se eliminara la foto del facebook de Cantando a Mamá alguien ha tenido que denunciar la publicación. Es decir, me duele pensar que hay alguien a quien esta imagen le cause tal desagrado que es capaz de denunciarla para acelerar su censura. No se… toda la violencia subliminal que digerimos cada día con la publicidad sexista, los programas de televisión donde se insultan contertulios de manera descarada, los políticos y sus discursos totalitarios… todo eso está normalizado y aceptado; sin embargo un nacimiento sin violencia, respetado y consciente, donde los pies de un bebé asoman tímidamente por la vagina de su madre es algo inaceptable socialmente.

Creo que es importante que reflexionemos sobre este tema. El primer paso para cuidar la maternidad es entenderla como tal, normalizando sus procesos. El parto normal es esto, lo que aparece en la foto, una mujer abriéndose para dejar paso a la vida. Tan acostumbrados estamos al potro y el gorrito verde que cuando nos muestran un parto normal nos caemos de culo.

Sueño con el día en que, como ya sucedió con el cine americano en el que en una escena de sexo la chica se tapaba el pecho con la sábana, alucinemos al ver a una mujer pariendo boca arriba con los pies en los estribos.