¿Cómo superar la ansiedad de separación? (1ª Entrega)

Mi hija ha comenzado con el periodo de adaptación en la escuela infantil que hemos elegido para ella: un lugar donde tienen como principal objetivo acompañar y sostener las emociones de lxs niñxs de manera individualizada para que poco a poco sientan que donde sus padres les dejan cada mañana se trata de un lugar seguro, una escuela respetuosa con los tiempos de cada unx y donde se le da especial importancia a las necesidades emocionales de cada individuo (incluídos los padres y madres). Todo esto, que suena idílico, es la mejor opción dentro de las limitadas alternativas que la insignificante o nula conciliación familiar y laboral española nos permite; porque la mejor opción sin duda sería que Zoe pudiera explorar el mundo de la mano de su madre y su padre, figuras afianzadas de apego seguro para ella y no encerrarla durante 7 horas en ningún lugar.

Una de las emociones significativas del periodo de adaptación es la ansiedad de separación. No conozco ningún caso de niñxs que se quedan alegres y contentxs en la escuela desde el primer día, y si los conociera me preocuparía bastante porque indicaría que no muestran ningún grado de apego con sus padres o por lo menos no expresan su dolor, cosa que daría bastante qué pensar… La imagen que aparece en los telediarios o en el imaginario colectivo cuando nos hablan de «la vuelta al cole» es de rostros encharcados en lágrimas, bebés moqueando, aferrados a las piernas de sus progenitores, madres y padres con un nudo en la garganta tirando besos al aire y contando lo pronto que volverán…

Imagen de Beatriz Gaspar de Con Botas de Agua

Imagen de Beatriz Gaspar de Con Botas de Agua

¿Cómo superar este trance si no tenemos más opciones que pasarlo? Voy a dejaros en  este post a doble entrega, las ideas que a mí me están ayudando a sobrellevarlo.

Según el libro «Separarse de los padres sin lágrimas» de Elizabeth Pantley, lo importante es que el bebé o niñx cree vínculo con la persona que le cuidadrá y para ello es necesario que exista la posibilidad (por ambas partes) de hacer una adaptación acorde a las necesidades de cada niñx. Mientras esto sucede (o incluso mejor si se comienza a hacer antes de empezar a llevarle a la escuela infantil), es bueno seguir algunos de estos consejos.

  1. Jugar a juegos tipo «el escondite», «cu-cu-tras», etc. Lo más terrible para un bebé es pensar que su madre se ha ido para siempre y eso es lo que sienten cuando desaparecemos de su vista ya que no tienen noción del tiempo ni del espacio. De esta manera nuestrxs hijxs entienden poco a poco con estos juegos que aunque tú desaparezcas de su vista siempre reapareces. Se trata pues de un entrenamiento para su confianza. Estos juegos pueden evolucionar un poco más cada vez y decirles que «te vas a trabajar»,  entonces te despides y te marchas a otra habitación, al momento vuelves con un «ya he vuelto, ¿te lo has pasado bien mientras no estaba?»; poco a poco alargar el tiempo de separación.
  2. Contar cuentos donde haya separaciones y reencuentros. Una variación de lo anterior es contar cuentos a nuestrxs hijxs donde utilicemos como protagonista algún personaje que les guste mucho. Por ejemplo: «Bob Esponja se va al cole…». Externalizar la situación les hace entenderla mejor, desde una perspectiva diferente y además a la hora de dejarles en la escuela infantil es bueno recordarles el cuento «¿recuerdas que Bob Esponja también iba al cole?».
  3. Fomentar el contacto con otros niños y adultos. Si tenéis la opción de salir al parque o ir al mercado con vuestrx hijx os lo recomiendo. Zoe este verano ha disfrutado de lo lindo jugando con los niños y niñas de la urbanización, eso ha hecho que ahora se sienta segura entre iguales. El contacto con otros adultos ajenos a la familia también es bueno. Sobre todo es importante que vean a sus padres relajados hablando con otros adultos para que sienta que «son de fiar», al conocer a alguien nuevo es bueno que mantangáis el contacto con ellxs (en brazos, por ejemplo) y es importante hacer presentaciones, tipo «Mira Zoe, éste es Juan el papá de Alberto, hoy va a cenar con nosotros en casa». De igual importancia o más es no forzar jamás al bebé a establecer contacto físico con el/la desconocidx. El obligar a dar besos y abrazos es tremendamente perjudicial. Siempre respetar la autonomía de decisión del bebé a la hora de mostrar afecto.
  4. Crear rutinas tranquilas al despertar. Intentad despertaros con tiempo para preparar  el desayuno y salir sin prisas. Es bueno dejar preparada la ropa del día siguiente, las mudas y lo que haga falta llevar a la escuela infantil, la noche anterior, para ahorrar tiempo. La salida de casa debe ser relajada, si contamos con que lxs bebés van a «su pasito». Además si nuestrxs hijxs nos ven relajados ellxs también lo estarán.
  5. Evitar mostrar nuestra ansiedad de separación. Esto resulta complicadísimo pero según Elizabeth Pantley es fundamental. Nuestrxs bebés perciben nuestras emociones tanto como las suyas propias, de manera que si estamos nerviosos, aterrados y tristes ellxs lo estarán también; en cambio si estamos confiados, tranquilos y alegres les contagiaremos estas emociones de igual manera.
  6. Fomentar el pensamiento positivo. En lugar de mandar mensajes negativos al aire del tipo «No voy a tardar mucho» o «No llores, no estés tristes»; es mucho mejor reforzar la parte buena de quedarse en la escuela. Por ejemplo: «Te lo vas a pasar genial» o «cuando vuelva me lo cuentas todo, ¿vale?». Esto hace que el pensamiento tome un rumbo positivo que le acompañará a lo largo del día.
  7. Crear una rutina de despedida. Durante la adaptación es importante crear una rutina lo más constante posible antes de separarse. Puede ser un beso especial, una oración o en nuestro caso personal UNA CANCIÓN ;). (Si estáis atentxs, este viernes la publicaré en la sección «La Canción de la Semana»). Se trata de anticipar el momento y despedirnos en condiciones óptimas, que nuestrxs hijxs sientan nuestro amor incondicional. Nada de irse a hurtadillas cuando están entretenidxs con cualquier cosa. A ninguno nos gustaría que nuestra pareja saliera de casa sin dirijirnos la palabra ¿me equivoco?

Las 8 ideas restantes os las guardo para la segunda entrega que publicaré el lunes que viene, para empezar la semana con recursos. Uff, está siendo duro, pero con información, apoyo y muuuuuuucho amor todo acabará normalizándose. Espero.

Un abrazo fuerte a todxs los que seguís el blog, en especial a las mamás que sufren ansiedad de separación como yo. Os entiendo.

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11 pensamientos en “¿Cómo superar la ansiedad de separación? (1ª Entrega)

    • Hola Natalia, gracias por tu comentario. La verdad es que a mi lo que más me ha ayudado a superar la ansiedad de separación es confiar en la tutora de Zoe. Estuvimos buscando escuela infantil mucho tiempo, de hecho hasta hace unas semanas estuve dudando entre el lugar donde va ahora y una madre de día (que finalmente no me convenció). Yo pensaba «la adaptación será dura en cualquier lugar, pero una vez adaptada ¿dejando a mi hija con qué persona me iría más tranquila a trabajar?». Otra cosa que me funciona es pasarme la tarde entera con ella, pasar tiempo de calidad donde la veo disfrutar y recuperamos así el tiempo perdido. En la segunda entrega prometo consejos que aplicar con nuestrxs hijxs para disminuir su ansiedad y viéndoles a ellxs mejor también mejoran nuestras emociones. ¡Ánimo, Natalia! Estamos en el mismo barco.

      PD: Me encanta tu blog!!

  1. Muchas gracias por los consejos!!
    Quería hacer una apreciación. No estoy de acuerdo en lo que dices acerca de que los niños que no lloran y van contentos los primeros días cole, te preocuparían porque no tendrían apego con sus padres y/o no muestran el dolor.
    Pienso que hay niños con mucho mucho apego, y que no necesariamente tienen que llorar y niños que no tienen para nada un apego fuerte y lloran… (por miedo a lo desconocido, por no haberle contado medias verdades…)
    Mi peque ha empezado hace una semana y está muy contenta, el apego y vínculo que tenemos es enorme, hemos estado 3 años unidas día y noche.
    He ido hablándole del cole hace meses, no es cuestión de días, he hablado muchísimo con ella, y le he contado la verdad, entre otras muchas cosas, que se lo pasará fenomenal, pero que al principio es normal que sienta miedo o que no entienda cosas, creo que el responderle siempre de manera honesta, cercana y empática a sus curiosidades y dudas, ha hecho que interiorice y no haya sido un «shock». También hemos visitado el centro varias veces y conoció a su profe antes.
    Creo que todo eso, unido a sus ganas de aprender y conocer cosas nuevas, ha hecho que vaya ilusionada y contenta.
    Lo que no quita que por supuesto, se muestre más sensible y con más necesidad de contacto, por todo lo nuevo que está viviendo.
    Disculpa es tostón! 😉
    saludos!!

    • No es ningún tostón, Laura. Agradezco muchísimo tu comentario porque enriquece el post. Y además te digo que tienes toda la razón, quizás no me he expresado bien a la hora de escribir y he parecido brusca. Es cierto que cada niñx es único y vive la vida de manera diferente, claro que habrá bebés contentos desde el primer día y sin problemas de apego. Lo que quería decir es que el expresar las emociones (ya sea tristeza o alegría) es sano, y cuando un bebé no lo hace me parece importante observarle para averiguar el por qué. También es bueno ser conscientes, o por lo menos a mí me lo parece, de que es posible que haya retrocesos: hoy mi hija ha querido comer y dormir sin problemas en la escuela y mañana es posible que no se despegue de la puerta gritando entre lágrimas mi nombre…

      En fin, muy complicado. En cualquier caso quiero aclarar que este blog es de opinión y en ningún caso pretendo hacer dogma con lo que escribo, aunque quizás a veces resulten un poco radicales mis expresiones. 😉

      Un fuerte abrazo y me alegro infinito por esa pequeña de tres años que abraza la escuela cada mañana con afán aventurero y por tu forma de acompañarla en el proceso.

      PD: Parrafada de vuelta. jijiji

  2. Estoy totalmente de acuerdo contigo excepto en una cosa. Mi hijo ha sido criado con apego desde el minuto uno, hemos invertido mucho tiempo en él y creo que los frutos de ese trabajo han aparecido cuando esté año, el primero que va a la guardería, con casi tres años, no ha llorado ni una vez. Los primeros días me quedaba con él en la clase hasta que solo se marchaba a jugar. Le gusta el cole, su apego es seguro y me recibe a la salida con un gran abrazo y una sonrisa.
    Felicidades por el artículo.

    • Hola Laura, me encanta tu comentario porque además coincide con la opinión de otra mamá (que también se llama Laura, por cierto) a la que le ocurre lo mismo con su hija. Leyéndoos veo que además vuestros peques tienen la misma edad y han comenzado ahora la escuela tras tres años de apego seguro con vosotras y me pregunto si será cuestión de madurez el que un bebé se adapte más rápidamente a la escuela. En el post hago referencia a la escolarización temprana (de 0 a 3), aunque no lo especifico hablo de escuelas infantiles. Nada tiene que ver un bebé de año y medio (como es el caso de mi hija) con un bebé de 3. A la edad de vuestrxs hijxs, éstxs son capaces de razonar las cosas de otra manera, son más conscientes del espacio y del tiempo y, aunque es generalizar y no quiero que se malinterprete, considero que la adaptación puede resultar más fácil.

      Siento que la frase del post lleve a confusión, quizás no me expresé bien.

      Un abrazo, y enhorabuena por vuestra adaptación exitosa.

      • No leí los comentarios anteriores si no, no te hubiese dicho nada, aunque con estos enriquece mos tu post. Seguramente la edad sea la clave. Mi hijo es de los mayores de su quinta y eso se nota. En su clase hay niños que aún van a cumplir los dos años.

  3. ¡¡Felicidades por el post!!
    Viene genial en los tiempos que corren donde cada patio de colegio está llenos de niños asustados, tristes y compungidos y a los que hay que separarlos de los brazos prácticamente a la fuerza.
    Yo discrepo en ese punto que dice Evitar mostrar nuestra ansiedad de separación. Los niños saben como estamos, lo intuyen, lo sienten aunque no se lo mostremos. Creo que evitar mostrarles que nosotros también estamos preocupados, nerviosos y que no es un plato de buen gusto dejarlos así de tristes agrava la situación. El niño vive una incoherencia entre lo que siente de mamá y lo que mamá expresa.
    Es sano decirle nuestra verdad, la que sea, adaptada a su lenguaje y a sus palabras.
    Si es importante que los niños muestren sus sentimientos, como has reflejado en otro punto, también lo es que sus padres lo hagan. Es así como les enseñamos.
    Podemos mostrarlos con la seguridad que tenemos de que conseguiremos pasar este trance juntos.
    Aplicaré muchos de los puntos. Mi hija también comenzó el cole por primera vez, aunque ella ya tienen 6 años y evidentemente es un paso más sencillo.
    Besos

    • Mª José, gracias por tu comentario. Y aprendo de él, porque creo que tienes razón, además ¿quién puede ocultar por completo la tristeza que supone separarse de un hijo? Como actriz que soy, se me escurre ese papel, no puedo hacerlo. Aunque sí puedo focalizar mis emociones hacia lo positivo para contagiar las de mi hija y a nosotras nos funciona. Yo también soy sincera con ella, me parece fundamental.

      Un fuerte abrazo.

  4. Pingback: Vuelta al cole | Pared de Corcho

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