¿Conciliar? Tururú

Mis padres me llevaron por primera vez a una escuela infantil cuando ya tenía más de 3 años y medio, y por aquel entonces era una escuela infantil y no un «cole de mayores». Preescolar (ya en el centro escolar) comenzaba el curso en el que los niños y niñas cumplían 4 años y trataba de dos cursos completos, P4 y P5. Ya con seis años todo niño o niña viviente era escolarizado como marca la ley, en primer curso de primaria o EGB. Eso del homeschooling no se estilaba (o desde luego, si alguien elegía la opción de educar en casa guardaba el secreto como un tesoro). De unschooling ya ni hablamos.

De la escuela infantil no tengo apenas recuerdos, pero mi madre sí me ha contado mil veces que cada día, uno detrás de otro, y así todos los días del curso, me quedaba llorando a moco tendido cuando mi madre se alejaba y me dejaba en manos ajenas. Eso sí, en el momento que entraba en el aula mis lágrimas cesaban y muy «resignadita» dejaba que pasaran las horas hasta nuestro nuevo encuentro. ¡Tenía un cuento…! NO, dejaba de llorar porque al no estar mi madre, figura de apego seguro para mí, de nada servía mostrar mi tristeza a quien no podía consolarme. Yo quería que me secara las lágrimas mi madre, no me servía cualquier abrazo, quería su calor y sólo el suyo.

Hoy en día, parece que este desapego forzado debe darse mucho antes de los tres años y medio. Los gobernantes de este país piensan que la mejor medida de conciliación es abrir cada vez más escuelas infantiles desde 0 años. Yo creo que es porque no saben lo que significa la palabra conciliar. Conciliar es poder acompañar a tus hijxs en su desarroyo de aprendizaje natural y afectivo sin arriesgar tu carrera profesional, es decir, garantizar tu puesto de trabajo y sueldo sin que eso perjudique la infancia de tus hijxs. Para ellxs, lxs gobernantes, conciliar significa que tú sigas trabajando el mismo tiempo que antes en el lugar en el que lo hacías mientras otrxs cuidan de tus hijxs. ¡Pero qué mierda es esta!

La parlamentaria Licia Ronzulli con su hijo, durante una sesión en Bruselas

La parlamentaria Licia Ronzulli con su hijo, durante una sesión en Bruselas. Este es su modo de defender su derecho a conciliar.

En otros países de la unión europea, la infancia es prioridad y existen leyes de conciliación REAL. Para empezar los permisos de maternidad suelen durar una media de 2 años, sin que eso interfiera en la garantía del puesto y sueldo que los padres tenían. Pudiendo además compartir este permiso con la pareja, de forma que muchas familias deciden que la madre esté el primer año y el padre el segundo, por ejemplo.

En España los permisos de maternidad son irrisorios. 16 semanas con tu bebé y luego búscate la vida, amiga. Ni siquiera se respetan los 6 meses de lactancia exclusiva que promueve la OMS, y si quieres continuar ofreciéndole a tu hijx tu leche no te queda otra que ordeñarte tú misma o con un sacaleches en la oficina y a escondidas. Es devastador ver a mujeres embarazadas asistiendo a jornadas de puertas abiertas de las escuelas infantiles, antes de que nazca esa criatura ya están presentando solicitudes para que otrxs se hagan cargo de ellas mientras los padres trabajan. ¡Es de locos!

Este año mi hija de dos años ha comenzado en una escuela infantil diferente a la del año pasado. Ella tuvo que separarse de nosotros forzosamente con año y medio. Y este año, para nuestra sorpresa, va «al cole» tan feliz. Se despierta cada mañana con una sonrisa y casi sacándonos de casa para ver a Susana (su tutora) y sus nuevos amigos. Por un lado me voy a trabajar tranquila, pero por otro… no dejo de pensar en lo rápido que mi hija a interiorizado la separación y que tras un año (el pasado) de llantos constantes durante 5 largos meses hasta que consiguió «adaptarse» a su escuela, haya aceptado (y de buen grado, además) el separarse seis horas al día de sus progenitores.

No es justo.

No es justo que nuestrxs hijxs tengan que madurar a marchas forzadas. No es justo que entiendan lo que es la separación tan pronto. No es justo que les robemos su infancia en la forma que lo hacemos. No es justo que nos arrebaten un vínculo creado o por crear (muchos bebés pasan casi más horas en la escuela infantil que con sus padres). No es justo que vivan la resignación en sus pequeñas mentes y cuerpecitos. No es justo que no nos dejen conciliar de verdad.

Luego estxs bebés van al colegio y muchos se ven obligados a quedarse a clases extraescolares (que les viene muy bien) o incluso se acercan a recoger a sus padres del trabajo porque estos salen más tarde de trabajar que ellos del colegio. Y luego, cuando por fin todos los miembros del hogar se encuentran juntos para compartir tiempo, éste siempre es escaso: hay que limpiar la casa, ir a hacer la compra, hacer la comida del día siguiente… y deberes, montañas de deberes, infinidad de deberes… Volvemos a forzar su madurez. Volvemos a robarles la infancia que merecen.

¿Donde queda el tiempo de juego, de mimos, de guerras de almohadas y cosquillas? ¿Cuándo nos damos besos y abrazos? ¿Cuando compartimos una charla enriquecedora? ¿Qué pasa con el tiempo de placer que merecemos como seres humanos?

Nuestrxs hijxs son nuestrxs espejos. Nosotras y nosotros somos su filtro para entender el mundo y la forma en la que lo vivimos la vida les servirá de guía a ellxs. ¿Queremos que vivan su vida sintiéndose libres y dueñxs de su destino? ¿O atrapados en un sistema absurdo de producción y consumismo compulsivo?

Aquí os dejo algunas plataformas y peticiones para conseguir en España una conciliación real. No dejéis de asociaros y firmar, porque todo apoyo es poco. Merecemos una conciliación real, tanto padres y madres como hijos e hijas.

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7 pensamientos en “¿Conciliar? Tururú

  1. Cien por cien identificada, palabra a palabra. Sociedad de doble moral. La familia es lo primero pero ten hijos y verás que todo te obliga a delegarlos, y encima no te quejes. La vuelta al trabajo en tan poco tiempo, las cantidad de reducciones de jornada que se niegan por debajo de cuerda, excedencias que pasan factura a nivel laboral, empresas que crean guarderías para que los hijos de sus empleados hagan las mismas jornadas laborales y ya con 4meses los niños a madrugar, y a partir de ahí a seguir haciéndolo hasta que se jubilen. Todo esto es parte un de excelente programa de conciliación. Ah! Y si están malitos, no pasa nada los delegas igual y tan tranquila a trabajar, un poco de maquillaje para disimular las ojeras y tan estupenda. Eso es ser profedional! Ya ves la familia primero. Ah! Y si tu trabajo te exige viajar, pues más de lo mismo, a las 9hrs diarias que pasas sin ellos le sumas las noches que hagan falta y tan contenta. La familia primero….. La verdadera conciliación es la que permita a mamá y bebé quedarse tranquilos con las decisiones que tomen en cada caso sin presión alguna, a su tiempo. Los hemos llevado en nuestro vientre 9M y los hemos parido, creo que por lo menos tenemos derecho a decidir dónde, cuándo y con quién se quedan nuestros hijos sin presiones sociales ni laborales…

    • Gracias Ann, por tu comentario.

      Hay tanta verdad en lo que dices… El pediatra Carlos González escribió en «bésame mucho» (si no me equivoco) algo así: que vivimos en una sociedad en la que ocupamos todo nuestro tiempo y energías en sacar el trabajo adelante y ser productivos y a nuestros hijos les dedicamos el tiempo y energías que nos sobra tras ocuparnos del trabajo. Cuando debería ser todo lo contrario: emplear nuestro tiempo y en energías en estar con nuestros hijxs y si nos queda tiempo y ganas, colaborar en lo que se pueda con el trabajo a la sociedad.

      Un abrazo

  2. Me siento totalmente identificada, vengo de pasar un par de días en una guardería con mi hijo, aaayyy!! No!! Escuela infantil… Que aquí no se guardan a los niños- fue la respuesta de la tutora… Pues esa es mi sensación de la semana pasada y sigue siendo la misma hoy.
    En estos dos días he visto de todo, profesoras desbordadas ante las necesidades emocionales de los niños y es evidente que con 20 niños en clase, a quién atiendes primero? Ya os digo, a quién esté peor y así, hasta que vuelven a estar otra vez medianamente tranquilos, que yo de momento no he vivido una situación de tranquilidad. He visto niños muy resignados, muy tristes, abandonados a la merced de que cuando pueda la tutora me consuele en la desesperación de buscar a mis papás, he podido conectar con algunos de ell@s y poder consolarlos y sinceramente, sales con el alma rota…
    El resto de niños que lo llevaban mejor, al menos, no lloraban externamente, tampoco estaban atendidos con ninguna dinámica ni aprendiendo nada nuevo, como mucho, estaban dando una vuelta con el patinete o moto, quitándole la muñeca a otra niña, en los peores casos, empujándose o pegándose entre ellos, pero tampoco estaban siendo atendidos por nadie si se producía un conflicto…
    A la sensación de abandono, le unes que en muchas ocasiones quien viene luego a recogerlos son los abuelos o familiares allegados, cuando ellos han estado suplicando que vengan sus papás, que a ver, se van también contentos, pero no son sus papás…
    Luego tenemos el papel de las profesoras, que te dicen, bueno ha llorado un poco o el típico: «cuando te has ido ha llorado un poco, pero luego se ha calmado», no sé en que barra de medir tiempo trabajan, pero si poco, es que se pase dos o más horas llorando y acabe tan cansado y resignado que no pueda más, pues sí, ha llorado poco.
    Cuándo vamos a despertar y vamos a ser conscientes de que estamos formando a los adultos del futuro y éstos están creciendo con una soledad nunca vista? Cuando los padres van a conectar con sus hijos y van a ser conscientes del que el mayor trabajo que tienen es cuidar a sus hijos?
    Yo propongo varias medidas:
    – Bajas familiares más amplias, obligatorias para ambos y flexibles a cada familia.
    – Ratio de niños más bajas por aula y volver a tener una o dos profesoras de apoyo a las tutoras.
    – Formación obligatoria en educación emocional a todos los profesionales de la educación e incluso padres.
    – En cualquier carrera vinculada a ejercer de profesor, que se hiciera un periodo de prácticas retribuidas para ver si realmente es mi vocación o simplemente es algo más para ganarse la vida.
    – Hacer un periodo de adaptación y obligatorio y retribuido para las familias, hasta que los niños tengan la seguridad suficiente con la nueva figura de la profesora.
    – Que las alternativas no sean tan caras, ya sean, madres de día, centros de soporte familiar o que estén financiadas parcialmente como el sistema público.
    Y seguro que hay cientos más de cosas que cambiar y me gustaría leerlas.
    Porque hasta cuándo vamos a seguir mirando hacia otro lado? Es como la imagen de hace unos días del niño ahogado buscando un futuro mejor, que no queremos verlo y duele mucho verlo, pero está pasando…

    • Esther, mil gracias por tu comentario.

      Somos tantas y tantos lxs perjudicados por este absurdo sistema… La mayoría de escuelas infantiles públicas (por lo menos de la comunidad de madrid) ofrecen una educación por proyectos, roncones de aula y según cuentan tratan la individualidad del niño, teniendo y atendiendo sus emociones. Pero es lo que dices tú ¿cómo van a atender la individualidad de cada niño si hay una profesora para 20 niños de 2 años????

      Es imposible.

      Otro aspecto que me preocupa es el «fomento de autonomía», que suena muy bien pero no es más que provocar que lxs niñxs sean autónomos lo antes posible por lo mismo, no pueden ponerles los zapatos a 20 niñxs para salir al patio. ¡Se les pasa la mañana y no salen!

      En fin… Gracias por las propuestas, otra vez.

      • Hola Beatríz,

        Aquí en Cataluña, también todas las escuelas públicas quieren trabajar así, pero muy pocas o ninguna lo consigue… Pero por falta de personal y tenemos un 22% de paro, donde nos hemos perdido?

        Y efectivamente, no hay individualidad ni atención ni nada, lo que yo he vivido estos días es que guardamos a los niños allí para poder tener un salario a final de mes, pero no hay un vínculo emocional, un gesto de afecto ni nada por parte de las cuidadoras, parece que estén inmunizadas ante el dolor de separación que están viviendo los niños.
        Y lo que nos vendieron fue lo que comentas, que se atienden individualmente, que están por ellos y es mentira y los que más sufren son nuestros hijos, que ante el abandono de sus padres para ir a ganar dinero, tienen a personas que tampoco pueden atenderlos como es debido. Y sobre fomentar la autonomía, en serio queremos que crezcan tan rápido? Qué necesidad tenemos en hacerlos madurar tan rápido?
        Ayy si supieran hablar y expresarse correctamente, la información tan poderosa que tendríamos, aunque hay veces que sólo hace falta mirarlos para ver que lo que necesitan es una figura de apego en un lugar nuevo que como minimo pasarán 3 horas al día…
        Un abrazo y seguiremos luchando por cambiar la educación de nuestros hijos.

        Esther

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