La lactancia materna a demanda tiene estas cosas, evoluciona según va creciendo el bebé y de pronto un día sorprendes a tu hija tomando teta en una postura imposible haciendo casi el pino-puente o mamando en la distancia con un «bautizo de leche». Sí, habéis leído bien: mamando a distancia, y es que a Zoe le encanta que caiga en su boca un «chorrito» de leche.
Igual os parece raro o lo mismo por el contrario os veis identificadas. Mi hija a veces me pide «chorrito» en lugar de «tetita» y claro, no siempre se acierta en el agujero y acaba recibiendo un bautizo de leche por toda la cara con su consiguiente carcajada de la mano. Nos lo pasamos a lo grande con nuestros juegos de amor y leche, ahora que la lactancia está más que instaurada y que podemos expresar cada una nuestras preferencias y las dos las entendemos y respetamos. Antes llorábamos por las esquinas, una porque tenía hambre o quería consuelo y la otra porque se veía torpe y le asustaba el dolor de la mastitis. Ahora si yo no quiero darle pecho en un momento dado se lo digo y explico y cuando ella quiere tetita (o chorrito) me lo dice también. A veces se despide de la teta dandole un beso y un abrazo, a veces le da las buenas noches y la tapa con la camiseta… los juegos y la comunicación son infinitos y me encanta que así sea.
La lactancia prolongada tiene estas cosas y así las disfrutamos.
¿Os apetece compartir cosas divertidas sobre vuestras lactancias prolongadas?