Este año que dejamos se ha portado tan bien conmigo que merece un post de despedida.
En este 2015 ha nacido Theta, un disco de canciones que acompañaron mi maternidad incipiente. Todo nuevo, todo raro, todo desconocido y brutal, todo rápido y lento, doloroso y a la vez lleno de placer… el disco ha supuesto el fin de mi puerperio, un final redondo y perfecto, una despedida de mi antiguo yo. Ya no queda nada de lo que fui antes de ser madre, pero por otro lado siento que he recuperado mi esencia más pura, esa que creía perdida antes de serlo. Mi maternidad ha significado ruptura y conexión a partes iguales. Suena incompatible y sin embargo tiene todo el sentido lo que escribo; si eres madre quizás me entiendas…
Oír la llamada de otras madres, a través de este blog, y sentir la necesidad de crear un disco para mí y para ellas, para todas nosotras y hacerlo posible, ha sido una de las cosas más gratificantes y trascendentes que me han pasado en la vida. Me siento muy feliz de haberme embarcado en esta aventura y de que me acompañéis en el camino.
Diecisiete conciertos. Diecisiete oportunidades para cantaros a vosotras en directo y conectar desde el silencio de la música con cada historia de maternidad. Poder acompañaros con mi voz ha sido mágico y sanador, también para mí.
Este año he conocido a muchas mujeres, tras los conciertos, por e-mail, a través del blog, por correo… y también a muchos hombres que han querido regalar a sus compañeras mi disco y me han escrito después contándome la reacción de ellas al recibirlo. En mi cara ha brillado más de una sonrisa al recibir un sinfín de mensajes de voz y vídeos de niños, niñas y bebés cantando y bailando alguna de mis canciones, ver cómo ellxs cantan mis letras a mamá es… ¡absolutamente genial! Me ha encantado quedar con mujeres en Madrid para darles el disco en persona y poder comadrear un rato (nunca está de más, hace mucha falta la tribu). Incluso han venido a verme desde Suecia! 🙂
He tenido la oportunidad de coincidir con profesionales a los que admiro como Ibone Olza, José María Paricio, Laura Perales… de los que siempre, siempre, siempre, aprendo muchísimo y trabajar con músicos fuera de serie como Daniel Sáiz y Manu Ortega.
Que mi padre colaborara en el disco para mí fue muy importante y especial… y recoger la voz de mi niña a sus dos años de edad recién cumplidos en el estudio de grabación será todo un regalo para ella cuando la escuche de adulta.
2015 significa para mí un antes y un después, un comienzo en la vida como madre, como ser creativo en el sentido poderoso de que «puedo crear cosas»: puedo crear personitas, puedo crear leche para alimentarlas, y puedo crear música; cosas para el mundo, para construir un mundo diferente en el que quiero vivir.
2016 aguarda grandes sorpresas, de eso estoy segura. Así que sólo me queda abrirme entera y esperar a que fluya a través mío, dejarme atravesar por él y ver qué pasa…
¡Feliz despedida de año a todxs y próspero 2016!