Parece que el decidir ser madre conlleva muchas veces (por no decir siempre) una serie de obligaciones socialmente impuestas de las que pocas podemos pasar por alto sin ser, como menos, juzgadas. Desde el momento en que te enteras que estás embarazada piensas «¿seré una buena madre?». Y esa pregunta se extrapola casi por arte de magia a cada movimiento, acto o cosa que se te ocurra expresar de cara al resto del mundo. Pero, ¿qué es una buena madre? ¿La que hace lo que debe, lo que espera de ella la sociedad? ¿La que está a la altura?
A ver si consigo explicarme: a continuación voy a escribir algunas frases, a ver si os sentís identificadas.
- Tengo que hacer algo de deporte durante el embarazo (nadar, dar largos paseos, hacer ejercicios de Kegel, pilates, yoga…)
- Tengo que comer de manera equilibrada.
- No tengo que engordar más de X kg durante el embarazo.
- Tengo que avisar a la familia cuando nazca el bebé para que lo conozcan.
- Tengo que controlar mi estado de ánimo durante el puerperio, ¡no tengo que llorar todo el tiempo!
- Tengo que dar el pecho / No tengo que dar el pecho.
- Tengo que recuperar mi figura lo antes posible.
- Tengo que empezar a destetar a mi hijo antes de incorporarme al trabajo.
- Tengo que prestar más atención a mi pareja.
- Tengo que ser paciente en cualquier circunstancia.
- Tengo que aprovechar que el bebé duerme para limpiar la casa, hacer la comida, etc.
- Tengo que empezar a establecer unos horarios de comidas y sueño en mi bebé.
- Tengo que empezar a pensar en pasar a mi hijx a su habitación.
- Tengo que aprender a poner límites.
Y así podría poner un sin fin más. Ahora os pido una cosa: volved a leer las frases pero cambiando el «tengo que» por la palabra «quiero» y decidme con cuantas os identificáis. Todas las frases que os chirríen borradlas de la lista y de vuestros deberes como madre y no volváis a sentir culpa por algo que verdaderamente, en lo más profundo de vosotras no queréis hacer.
Lo ideal es crear vuestra propia lista de deberes, obligaciones que os rondan una y otra vez la cabeza, frases que os dice vuestra vecina, vuestra madre o incluso alguna amiga. Y hacer el ejercicio de inversión de palabras para quedaros con la mujer que sois y no con la madre patriarcal estereotipada que nos venden las marcas de belleza. Porque además solo vosotras sabéis la maternidad que queréis vivir.
Las mujeres, por lo general, somos juzgadas en cualquier ámbito de nuestra vida, y en concreto en el sexual-reproductivo cualquier persona puede opinar, «darnos consejos» e incluso directamente entrometerse y decidir por nosotras. Muchas veces sentimos tal presión social por lo que se espera de nosotras mismas que directamente nos anulamos y la palabra «quiero» desaparece de nuestra mente para ser (mal)sustituida por un «debo» o «tengo que».
Coge las riendas de tu vida, mujer, y experimenta tu maternidad como te de la real gana, porque ¿sabes una cosa?: ES TUYA Y DE NADIE MÁS.