La recompensa de ser madre

Ya está. Ya se cierra el ciclo de LA SAL en Verkami.

Este fin de semana lo he dedicado por completo al empaquetado de recompensas, esas que tanto se han hecho esperar pero que ya no lo van a hacer más. Esas que viajarán a vuestros hogares, mecenas, con el placer que siempre conlleva recibir un paquete en casa. No quiero repetir en este post lo que ya he contado en redes, así que podéis ver cómo fue el proceso-locura de empaquetado aquí.

Esta carta no es otra factura de luz o gas, ni publicidad engañosa, no: es música, ni más ni menos… Es entraña. Es la voz de este cuerpo mío que albergó otro cuerpo y ahora no es ni el primero ni el segundo, sino otro diferente, que se escucha más, que se respeta más, que se cuida más… Un cuerpo ungido en sal por las lágrimas vertidas durante la maternidad que tanto tiempo retuvo sin saberlo.

Salvaje y bruta maternidad. Y dulce y punky y bella y doliente y agotadora y maravillosa y sanadora y… tantas cosas.

Siento que cerrando el proyecto de LA SAL se cierran al mismo tiempo heridas abiertas por años, se rompen herencias no elegidas y cadenas y sogas. Con esta etapa cerrada se puede abrir otra que nadie sabría decir qué dirección va a tomar pero no importa, eso es lo de menos. Lo de más es que se abre, sin miedo. Eso es lo único importante.

También siento que se cierra el círculo que alberga el propio proyecto de Cantando a mamá: Un disco luminoso, «Theta» y un disco que abraza las sombras, «LA SAL». Dos caras de una misma moneda, la maternidad, con millones de matices y contradicciones que esta sociedad nuestra se empeña en invisibilizar, en distorsionar con imágenes ficticias, con poses absurdas, con cánones en los que ninguna de nosotras cabemos. NINGUNA.

Y sin embargo, aquí seguimos las madres, las mujeres, a un palmo sobre el suelo desempeñando nuestra revolución silenciosa, una que empieza a hacerse audible pero aún indescifrable para muchxs, para algunxs incluso sigue siendo un torpe balbuceo que nada de importante tiene que decir e ignoran con esa excusa la llamada. Pero aquí seguimos. Siempre bajo manta, ejerciendo el poder de sabernos dadoras de vida, creadoras de oro líquido, abrazadas semidesnudas a nuestras criaturas en una atmósfera marciana de catexia libidinal (como explica Casilda Rodrigáñez), atravesadas por emociones indescriptibles y por nuestros propios límites, dejándonos llevar por la sabiduría de la dualidad de la vida con sus ciclos y contradicciones, anárquicas, agresivas, amorosas y en definitiva: humanas.

Somos la mitad de la población. Pero somos más que eso. Mucho más. Y nos necesitamos las unas a las otras para sobrevivir, apoyarnos, validarnos, darnos voz. Porque nuestra voz es importante y muchas veces ni siquiera nosotras mismas nos dejamos decir.

Escúchate y escúchala. Y si te nace, si sientes el impulso: coge aire y canta.

 

Las mujeres que (no) amaban a los hombres

Hoy vuelvo a escribir en el blog.

Sabéis que no lo hago a menudo, que no sigo un orden lógico de publicación, que hace tiempo decidí no ser esclava de la blogsfera maternal y «escribir por escribir» sólo por mantener fieles a mis «seguidores». Pero hoy quiero escribir.

Llevo unos días cabreada. Mucho. Muchísimo.

Me ha costado un rato darme cuenta de que lo que estoy es cabreada, porque… en realidad yo no sé enfadarme. Me han educado (no sólo mis padres, sino la sociedad entera) a no descargar mi ira ni expresar mi rabia, a no ser capaz de identificar mi agresividad. ¿Qué pasa entonces con esas emociones? ¿No existen? ¿Quedan anuladas? ¿Desaparecen dentro de mí? No. 

Atenta a ésto que voy a escribir, mujer: Las patadas que no das a otro, te las das a ti misma.

Pues eso, mi agresividad no se esfuma por arte de magia sino que arremete contra mí sin yo saberlo. De tanto golpearme internamente, de tanto descargar ira contra mí, acabo abatida, agotada, apática… Esas emociones son las que muestro, esas sí se ven. Estoy cansada, agotada, hastiada… No, querida, lo que estás es muy enfadada y lo que necesitas no es tirarte en el sofá a dormir-llorar, lo que necesitas es descargar tu ira hacia afuera.

Bien, ya sé cual es la emoción origen. Ahora hay que identificar qué me provoca esa emoción. Uf, ¿por dónde empezar? En un patriarcado es difícil elegir una sola cosa por la que estar furiosa.

  • Estoy cabreada por no ser capaz de cabrearme, para empezar.
  • Por sentir que todas mis decisiones pueden ser cuestionadas o directamente arrebatadas por el sistema, que decidirá por mí.
  • Por ver cómo mis derechos como ser humano pueden verse violados en cualquier momento por el simple hecho de ser humano-hembra.
  • Cabreada por ver cómo los cuidados son el último eslabón al que prestar atención real en política.
  • Por aceptar que no puedo ser libre. Solo valiente.
  • Por ver cómo se ejerce violencia jurídica e institucional a diario contra las mujeres.
  • Por ver cómo los derechos de los padres están por encima de los de las madres. Sí, eso viene a recordarnos la última medida aprobada por unanimidad en el congreso referente a permisos igualitarios e intransferibles para madres y padres.
  • Cabreada por ver cómo los dirigentes mundiales dejan morir gente en nuestras costas, como levantan muros, como encarcelan niñxs y los separan de sus familias…
  • Estoy cabreada por tanto y desde hace tanto… por cosas que no he llegado a vivir, pero las siento mías. Siento una furia profunda cuando pienso en la vida de mis abuelas o la de sus madres, o la de las madres de sus madres…
  • Cabreada por saberme vulnerable de ser violada, asesinada, humillada, abusada, en cualquier momento.

A veces deseo ser yo la que viola, la que usurpa derechos, la que asesina, la que esclaviza, la que decide, la que dirige, la que increpa, la que intimida, la que antepone unos derechos sobre otros, la que humilla, la que acosa, la que declara la guerra y la ejecuta, la que destruye, la que cosifica, la que opina sobre paternidad, la que gana custodias, la que secuestra, la que amenaza, la que aprieta el gatillo, la que derrama ácido, la que explota al otro, la que utiliza el cuerpo de ellos como vasijas, a la que se la considera «genia», «artista», «líder», «Diosa», a la que se venera, la que corrompe, la que engaña, la que infantiliza, la que tiene una actitud maternalista, la que cuenta chistes hembristas, la que actúa en manada, la que ocupa la esfera pública, la que da lecciones de vida, la que se despatarra en el metro, la que juzga, la que sentencia, la que obliga a un hombre a ser padre, la que gana más dinero, la del privilegio, la que es humano-alfa, la matriarca, la que manipula, la protagonista, la que gobierna su vida y la del resto, la que encarcela, la proxeneta, la putera, la que deja morir a otros en alta mar, la que levanta muros, la que deja caer bombas, la que experimenta químicamente con otras especies, la dueña de una gran multinacional, la que gana mundiales de fútbol y se le reconocen esos logros, a la que fichan por cantidades desorbitadas de dinero en los mejores clubs deportivos, la que tortura hasta la muerte, la que disfruta de la vida sin más preocupaciones, la que es LIBRE…

Luego me doy cuenta de que todo esto no es un deseo real, sino un sentimiento de venganza profundo contra el género masculino. Yo no deseo ser el hombre hegemónico, deseo vengarme de todo el daño causado por él.

Amo a los hombres. Y ésto (en el fondo) también me cabrea.

 

(Siento si esta entrada no es lo que se espera de un blog sobre maternidad consciente y crianza respetuosa, pero si esto ha servido para dejar plasmado por escrito que las madres sentimos rabia y agresividad y a ti, madre que estás leyendo esto, te ha servido para validar esas emociones dentro de ti, el objetivo por mi parte queda cumplido)

¡Objetivo conseguido!

¡Acabamos de alcanzar el objetivo en Verkami!

Esto quiere decir que SÍ, que es una realidad, «La Sal» viajará en paquetes personalizados con el mimo que defiende este proyecto, a los hogares de muchas personas, ocupará un espacio en sus vidas (y estanterías) y acompañará de una forma u otra la relación que sientan con la maternidad.

Desde aquí quiero agradecer primero a todas las personas que han aportado económicamente a través de verkami en cualquiera de sus recompensas. ¡Gracias mecenas!

También quiero agradecer al equipo de «La Sal» que confiaran en el proyecto desde el minuto 1 y que se volcaran con toda la profesionalidad, respeto y cariño que las caracteriza. Hablo de Paul CastejónJaime Gracia, Belén Gaudes y Pablo Macías de Cuatro Tuercas y Pau Consuegra. Gracias.

En todo proceso creativo existen apoyos invisibles que hoy quiero hacer visibles también: A Zoe, mi hija, mi maestra, la que me ayudó a despertar; a Josema, que siempre está ofreciéndome una mano para caminar juntos, incluso si nuestros caminos toman diferentes direcciones, (no me suelto. Aquí sigo.); a Sira, que aunque no lleguemos a darnos la mano, la siento siempre apretada a la mía, SIEMPRE; a Javier del que todos los días recibo buenas vibraciones y del que aprendí a vibrar con la música; y a Mabel, por ser mi casa, a la que siempre ansío volver.

También a todas y cada una de las mujeres que se cruzaron en mi maternidad y con las que me sentí en tribu. Si en algún momento os acompañó mi música, quiero que sepáis que antes me acompañasteis vosotras a mí.

En cuanto el disco esté accesible por completo para su escucha on line os lo haré saber por aquí, hasta entonces, SALudos a todxs.

Todo puede cambiar en 21 días

Dicen que para integrar un cambio en tu vida es necesario incluirlo en tu rutina diaria durante 21 días.

21 son los días que quedan de campaña en Verkami para hacer realidad «La Sal», para que este cambio de mirada sobre la maternidad sea integrada y respiremos de otra forma. Si cada día sumamos mecenas, el cambio será real.

Hoy quería escribir en el blog para contaros un poco el proceso creativo, compartir con vosotrxs dos entrevistas recientes y desvelaros algunos secretos del disco:

Por un lado, os cuento que Paul Castejón ya me ha pasado varios temas arreglados y esto pinta muy pero que muy bien. Quería avisar de que «La Sal» va a tener poco que ver con «Theta» tanto en contenido como en forma. Este segundo disco muestra emociones más agresivas y eso se refleja también en la música; digamos que el disco es como una casa familiar donde todas las cosas no son de color de rosa, ni mucho menos llueve confetti, más bien se trata de una casa cimentada bajo secuencias electrónicas en la que conviven dos guitarras muy diferentes aunque complementarias y al igual que en la convivencia familiar, todo oscila entre grandes momentos de euforia y grandes momentos de tensión, una tensión que explota cuando el tercer miembro de esa casa, la batería, se hace presente con toda su intensidad. Toda esta loca orquesta apoya los mensajes de una voz que a veces susurra, otras escuece y otras mete el dedo directamente en la llaga hasta convertirse en grito.

En esta casa, todo el azúcar está guardada en el azucarero de la despensa, para que os hagáis una idea y deja paso a una receta más cruda y rica en yodo y magnesio. 😉

Estoy deseando que escuchéis los temas pero todo llegará a su debido tiempo.

De momento podéis escuchar el adelanto que sonó en Emisora Escuela M21 Radio Madrid. Un tema que aún está inacabado a falta de coros y mezcla final pero me merecía la pena compartir con vosotrxs. Podéis escuchar la entrevista y la canción «Desde Hoy» a partir del minuto 45’13.

Otra entrevista sobre «La Sal» en profundidad (y larga) fue la que me hizo mi amiga Carol de Soluciones Para Mamá a través de Facebook. Si no visteis el directo, os la dejo aquí abajo, por si queréis saber más acerca del proyecto y el Verkami.

Como sorpresa os adelanto por aquí también los títulos de las canciones que sonarán en «La Sal». En los comentarios, si queréis, podéis jugar a adivinar qué contarán estas canciones, de qué hablarán… Puede ser divertido. Ahí van:

  1. Puerperio en La Mayor
  2. Desde hoy
  3. Sigue nadando
  4. En un segundo
  5. Deja atrás
  6. El momento
  7. Lágrimas
  8. Los días son largos. Los años cortos
  9. Carta de mi niña interna
  10. Camisa gris
  11. Tu pelo
  12. La sal

¡Arranca la campaña de «La Sal» en Verkami!

¡El día llegó!

Desde hoy y a lo largo de 40 días estará activa la campaña de crowdfunding para el segundo disco de Cantando a mamá: La Sal. Aquí el vídeo presentación:

Y por fin os puedo contar cosas sobre «La Sal»:

  • Será un disco que se adentrará en las sombras de la maternidad y reflejará el mundo real de ser madre.
  • Sobre todo será un álbum dedicado al tema del autocuidado y la desmitificación de la maternidad.
  • Y que servirá como motor de descarga, como una vía de escape para soltar todo lo que cargamos de más y realmente nos sobra.

¿Por qué «La Sal»?

La sal escuece pero purga y cura las heridas. Es incómoda pero tremendamente beneficiosa, como la maternidad. Y habita en nuestras lágrimas retenidas, como un océano puesto del revés a punto de descargar… ésas lágrimas que se desbordan sin control en el puerperio en un estado de alta vulnerabilidad.

Para este segundo disco estaré trabajando codo con codo con Paul Castejón, quien firmará los arreglos y la mezcla del álbum y conocido por producir discos como «Canción Protesta» y «No soy un muñeco» de Yo soy Ratón. Una persona increíble con la que la vida misma me ha cruzado y un músico excelente.

El diseño del CD y el dossier serán producto del talento de Jaime Gracia quien ha plasmado a la perfección el concepto del disco y le ha dado la forma final a mis ideas (conexión); y el libreto estará ilustrado por las hipnóticas imágenes de Pauinmouei que muy generosamente ha cedido al proyecto, ¡gracias Pau, majo!

Además el proyecto se apoyará en el diseño de Cuatro Tuercas, artífices de la famosa colección de cuentos coeducativos «Érase Dos Veces» y «Ande Yo Valiente» para dos de las recompensas: una bolsa de tela y una tarjeta que acompaña una muestra de Flor de Sal ecológica; con toda la sensibilidad y generosidad que sólo ellos saben ofrecer a proyectos para cambiar el mundo.

SOLO FALTAS TÚ para completar el equipo: Si te apetece formar parte del proyecto puedes entrar en este enlace y hacerte mecenas.

¿Quieres formar parte de «La Sal»?

Madre y Menstruante

Llevo mucho tiempo sin escribir una entrada nueva en el blog. Pero este no es un post de disculpa.

Siento que Cantando a Mamá ha sufrido una evolución importante. El proyecto se encuentra, como muchxs sabéis, en un periodo de nueva entrega, de nuevas canciones. A fuego lento surgen nuevas letras y melodías que me muero por mostraros pero que necesitan de un cuidado y un mimo especiales, porque, al igual que «Theta», hablan de mi experiencia vital, y en este caso, además, nacen de La Herida, de La Sombra, así que merecen un tiempo de cura…do.

En cualquier caso, tengo menos necesidad de escribir sobre maternidad «primal», que quizás es lo que muchas mujeres esperan leer en un blog llamado «Cantando a mamá». Porque mi maternidad ya no es novata: no pienso en calostro, ni meconio, ni en primeros cuidados, ni en postparto inmediato, ni en cólicos, ni en grupos de sillas para el coche, ni en dentición, ni en oxitocina y endorfinas…

Soy una madre que en su día 35 de ciclo necesita menstruar desesperadamente. Este dato dista muchísimo un puerperio de una crianza de cuatro años. No soy la misma Beatriz. Y de esto siento que no hablamos. La menstruación es un tabú de por sí, pero si además le añadimos maternidad, el cóctel es radicalmente más oculto. Hay mujeres ahí fuera que en este momento están menstruando; otras están menstruando y trabajando fuera (o dentro o las dos cosas) de casa; y otras menstrúan al tiempo que sienten cómo se le empapan de leche los discos de lactancia mientras dejan a sus hijxs en manos de otrxs y se meten en una oficina 8 horas.

No se nota, no huele, no mancha, no perturba… Pero EXISTE.

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Hay mujeres que viven en una transición compleja donde el cóctel hormonal de la maternidad y crianza se cruza y entremezcla con el necesario para poder menstruar. Son opuestos pero capaces de convivir en un solo cuerpo y si además de nuestras hormonas juntamos las de nuestrxs hijxs en pleno desarrollo vital y emocional, la bomba está asegurada. Para sentirnos menos impotentes y algo útiles, nos hacemos cursos de disciplina positiva, leemos sobre el cerebro del niño, visionamos lives en facebook titulados «mi hijo me desafía», incluso nos inscribimos en un taller de «coñoescritura» para saber decirnos desde el cuerpo de mujeres y por si fuera poco componemos canciones sobre nuestra herida de madres en el siglo XXI. ¡¿QUÉ MÁS?!

Podemos hacer cualquier cosa que se nos ocurra para entendernos y vivir conscientemente esta neurótica y maravillosa etapa de nuestras vidas, pero en el fondo siento que en un sistema patriarcal como el nuestro, que oprime y destierra a la periferia la maternidad, los cuidados y la femineidad, cualquier gesto de coherencia es absolutamente heroico.

¿De qué sirve escribirlo aquí si lejos de estas líneas seguiremos enterrando bajo mil capas de seca tierra gris la sangre que de nuestros úteros mana o la leche de nuestras tetas?…

…Hoy ha amanecido lluvioso en Madrid. A veces, la tierra después de la lluvia, queda removida.

Calidad de vida

Si hay algo casi mas dañino que la culpa en la maternidad y crianza, creo que es la generalización. Hoy se comenta por todos lados las declaraciones de una mujer muy mediática, que ha sido recientemente madre de mellizos y ha escrito un libro en el que asegura que ‘tener hijos es perder calidad de vida’. Una afirmación muy generalizada para una experiencia concreta (la suya) en la cual se basa otra generalización: “Hay un relato único de la maternidad como un estado idílico, que no coincide con la realidad y estigmatiza a las mujeres”.

Yo me pregunto si esta mujer tiene apoyo. Y no me refiero al apoyo de su familia o al apoyo de su pareja. Me refiero a una red maternal con la que debatir sobre estos temas, llorar, reír, compartir el agotamiento extremo, o escribirse a través de mensajes de whatsapps a las 5 de la madrugada. Porque no existe para nada un relato único de la maternidad, y menos un relato idílico. No por lo menos en la red donde yo me muevo y me consta que muchas mujeres. Lejos de juzgar su opinión, la valido y reconozco que la maternidad es muy bruta, diría que en mi experiencia lo más bruto que viviré jamas (y solo tengo una niña), pero no me atrevería a generalizar mi experiencia.

Luego está el tema de perder o no calidad de vida. Esto es igual de personal, empezando por qué es calidad de vida para cada cual. En mi caso creo que he cambiado la percepción de lo que es calidad de vida para mí. Antes de tener hijos pensaba que calidad de vida era estabilidad laboral, una casa confortable a la que llegar tras una jornada de trabajo y una buena cena con mi pareja mientras veíamos una peli cómodamente. Ahora, para mí, calidad de vida es tener tiempo. Tan básico como eso. Y ese tiempo pasarlo con mi hija. Claro que necesito tiempo para mí, y lo busco y lo encuentro. Eso también lo tenía antes de ser madre. Pero nunca imaginé lo que podría disfrutar saltando charcos con ella, o acurrucándome a su cuerpecito bajo el edredón antes de irme a trabajar cada mañana y observar cómo duerme, o mirando con detenimiento un reguero de hormigas que afanosas llevan ramas y hojas diminutas a su hormiguero, o haciendo un castillo de arena a la orilla del mar, o haciendo una guerra de cosquillas… Todo esto, también es calidad de vida para mí y cada vez más.

Creo que la maternidad necesita de unos cuidados extra hacia la madre que pocas veces se llevan a cabo (estoy generalizando ahora yo, jijiji). Es cierto que para que una madre pueda disfrutar de la calidad que la vida le ofrece en esta nueva etapa, necesita de personas que acompañen esa calidad:

Una mujer no puede meterse en la bañera con su hijo de año y medio y jugar a salpicarse o contar cuentos acuáticos si no hay alguien haciendo la cena para todos tras el baño. No puede irse a saltar charcos con su niña de 4 años si no hay alguien haciendo la compra de la semana. No puede dormir aprovechando una siesta mañanera de su bebé de 5 meses tras una noche de insomnio si tiene que ir a trabajar fuera de casa porque en este país no existen políticas enfocadas al cuidado que permitan permisos de maternidad más amplios…

Ya cansa un poco el discurso de «la madre arrepentida». Entiendo que es una moda como otra cualquiera. Resulta que ahora, muchas mujeres están diciendo que su vida se ha visto destrozada por la llegada de sus criaturas. ¡Ni que hubieran parido a Donald Trump! Por favor, por respeto a la infancia y sobre todo por respeto a nosotras mismas y nuestra transformación como mujeres cíclicas y cambiantes veo injusto que se reniegue de los hijos e hijas de la forma en la que se está haciendo.

Hay mujeres que deciden no ser madres y otras que deciden tener 12 hijxs. Perfecto. Pero dejemos de generalizar, la maternidad esto, la maternidad lo otro… me aburro, de verdad.

Qué diferente sería si cada una tuviéramos la confianza de hablar desde las entrañas sobre nuestra experiencia sin generalizar, sin juicios ni auto juicios, con la libertad de encontrar al otro lado simplemente a alguien dispuesto a escuchar sin espectativas. Y desde luego, encontrar el espacio merecido para disfrutar de una vida de calidad. Esta foto que mi amiga Andrea Irles me hizo en Bulgaria resume la mía:

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Foto de Andrea Irles

 

El año del autocoñocimiento

No es un error del corrector de texto. Habéis leído bien: autocoñocimiento. De hecho el corrector quiere cambiar la Ñ por la N, como si el coño fuera algo innombrable o como si no tuviéramos derecho las mujeres a auto conocernos en el aspecto físico-mental-emocional que nos dé la gana en el momento que nos dé la gana. Porque tras la maternidad, ahora que mi hija tiene casi cuatro y no tengo intención a corto-medio plazo volver a embarazarme, me apetece adentrarme en mi mundo cíclico menstrual y aprender de mí, mirarme lejos, profundo, y conectar de nuevo conmigo en toda mi esencia.

Pues eso, este año promete en cuanto a explorar la sombraluz que habita bajo mis bragas, un viaje sin retorno en el que me daré de la mano a mí misma para caminar acompañada y profundizar en mi cuerpo de mujer, cambiante, cíclica, sangrante y creativo. Para ello me he hecho con un arsenal de material inspirador que me guiará y ayudará a autocoñocerme:

  • Acabo de terminar de leer el valiente libro de Erika Irusta, «Diario de un cuerpo» y llevo llorando desde ayer. Un libro que ahonda en las entrañas de una mujer cíclica como yo, tejido desde las entrañas, las mismas de las que, en mi caso, nació «Theta» y las que están jugando un papel principal en el proceso del segundo disco de cantando a mamá. Me ha emocionado La Verdad con la que escupe las palabras elegidas en cada página y la generosidad de esta mujer al abrirse en canal y servirnos (a las lectoras) su herida abierta en bandeja. ¿Ahora que hago yo con todo esto, Erika? Pues, como adelantabas en las últimas páginas, tu herida ha abierto otra en mí y solo puedo ya ungir mis dedos en ella para encontrar la forma de supurarla y sanar… En eso estoy. En eso emplearé las horas de este año 2017. Me he suscrito a su programa educativo Soy1Soy4 para enterarme la primera de cuando quede alguna plaza y unirme así a la comunidad online.

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  • Los reyes de las noches mágicas también me dejaron la Agenda Menstrual de Loreto Contreras Herrera, de la cual llevo detrás varios años y por fin está en mis manos. He decidido usarla a modo de «diario de (este) cuerpo» y seguiré algunas pautas que E. Irusta aconseja en su libro a la hora de hacer un seguimiento de tu ciclo.
  • Otro regalo bonito e inspirador que he recibido estas navidades ha sido «VULVAS» de Laura Serradilla. Un cuaderno de dibujo para adultxs, en el que aparecen mandalas que parecen representar vulvas. En palabras de la autora «Ofrecer imágenes simbólicas que no estén prefijadas bajo estereotipos heteropatriarcales, y generar nuestro propio discurso visual, nos hará más libres para conquistar nuestro cuerpo y relacionarnos con él». 🙂

  • Este fin de semana me embarco en un viaje de autoconocimiento importante gracias al Taller de Re-evolución Femenina que imparten la ilustradora superchiflante Raquel Riba Rossy (creadora del personaje de cómic Lola de Vendetta) y los coaches Ana Cascales y Sebastián Trujillo, en Madrid. El programa promete y estoy deseando que llegue el sábado para re-evolucionar.

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  • Y para terminar, ayer me llegó una joya (en todos los sentidos de la palabra): un collar de plata totalmente artesano, con forma de molécula de oxitocina. Ainhoa Urdiales Rossi es la artesana, ArteManos su sello y Espacio Vida el núcleo que facilita su distribución desde la isla de Las Palmas a todo el mundo. La oxitocina es la hormona del amor y el placer por excelencia, responsable de las contracciones uterinas durante el orgasmo, el parto y la fase menstrual, y de la eyección de la leche durante la lactancia materna. Además es una hormona presente en el cuerpo de las mujeres en momentos de puro placer mental y creativo. Colgará de mi cuello en muchos momentos del año, especialmente en cada concierto. Fijaos y veréis…

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Espero que todas estas cositas os sirvan de inspiración como me servirán a mí y os animo a adentraros en el viaje al autoconocimiento, que diga, autocoñocimiento (puto corrector).

 

 

 

Próximo concierto en la IV Jornada de Crianza Respetuosa, Maternidad y Paternidad

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Un año más, Rivas Vaciamadrid, organiza una jornada muy especial en noviembre. Mes en el que esta localidad celebra la aprobación de la «Convención sobre los derechos del niño». El ayuntamiento de Rivas desde hace tres años lleva conmemorando este hito con la organización de actividades durante todo el mes que giran en torno a los derechos de la infancia y que llaman “La Infancia por Derecho”. Os dejo el programa completo de actividades aquí.

Y este año, como ya sucedió otra vez, Cantando a mamá ofrecerá un concierto gratis para las familias que así lo quieran, el sábado 26 de noviembre, a las 17:00h en su ya conocida IV Jornada de Crianza Respetuosa, Maternidad y Paternidad.

Además del concierto, habrá muchas otras actividades de interés el mismo día, como las conferencias del neuropsicólogo y psicoterapeuta Álvaro Bilbao que hablará sobre la salud cerebral para padres e hijos y de la autora canadiense del libro “Educar en el asombro” Catherine L’Ecuyer (las cuales no me pienso perder), así como la iniciativa “madres al micro” donde 6 mujeres hablarán sobre su experiencia de maternidad. Además habrá opción de practicar yoga-pilates gracias a Lilipeq Ocio en Familia y de conocer el reciente Espacio Ubuntú de crianza.

Este año, además, hay algunas novedades destacadas como traducción simultánea para personas con discapacidad auditiva y descuentos por segundo participante.

Las inscripciones online a la jornada comenzaron ayer mismo, domingo 6 de noviembre. Podéis acceder desde el siguiente enlace https://inscripciones.rivasciudad.es/inscripcion-a-la-4a-jornada-crianza-respetuosa/

Creo que puede merecer mucho la pena, por eso no quería dejar de informaros.

Aquí os dejo el programa completo, y para quien quiera sentir mi abrazo sonoro, nos vemos el sábado 26.

¿Cómo explicarle a mi hija de 3 años que nos matan por ser mujeres?

El pasado 19 de octubre se proclamó #miércolesnegro. Desde plataformas feministas de todo el mundo se convocaron concentraciones, proclamas y manifestaciones para denunciar una vez más el feminicidio que día a día sufrimos en el mundo en que vivimos.

Y es que, en Argentina, una niña de 16 años ha sido asesinada brutalmente y sus heridas fueron tan sobrehumanas que murió incapaz de soportar el dolor. La drogaron y empalaron hasta la muerte.

¿Cómo te explico esto, Zoe?

Estuve decidida a asistir a la concentración que se dio en Madrid como repulsa hacia éste y tantos otros miles de feminicidios que se dan a diario en el mundo. No tenía con quién dejar a Zoe y pensé en llevármela. Pero finalmente decidí que no. Todas vestiríamos de negro y gritaríamos «¡nos queremos vivas!». Pensé que en su pequeña mente pura como el sol, no cabría esta realidad…

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Todas estas preguntas asaltaban mi mente. Me imaginaba a Zoe, con la curiosidad que la caracteriza, preguntándome a cerca de todo lo que allí sucedería. Sus tres años y medio hacen que en este momento ¡quiera saberlo todo! «¿Dónde va el agua que cae por el desagüe?, ¿cómo funcionan las pilas?, ¿Por qué hay nubes de diferentes colores?, ¿qué hacen las hormigas cuando entran en sus agujeros?, ¿Cuándo vas a volver?, ….

A todo esto puedo contestarte ahora, o encontrar a tu lado una respuesta, pero cómo responder al ¿por qué nos matan?

Necesito que tu mundo sea un lugar amable todavía, quiero que vivas en ese lugar donde las mujeres son libres, donde las niñas no tienen miedo. Ése en el que vives ahora. No quiero sacarte tan pronto… Hay mucho tipo de violencia en el mundo, sí. Pero una que te afecta tan directamente, que atenta contra tus derechos humanos, que discrimina tu esencia y te deja en un plano muy inferior, que está además en todas partes y con la que te toparás antes de darme cuenta, en la escuela, en la calle… (si es que no te la has topado ya). ¡Qué tontería! Clatro que te la has topado. Recuerdo más de una escena en la que ya de bebé alguien comentaba “niña y pelirroja. Va a tener más peligro…  a esta la vais a tener que atar en corto” (…)

Cómo explicarte que

  • cobrarás menos que tus compañeros de clase
  • te someterás a discriminación laboral en edad fértil
  • puede que te llamen marimacho si juegas al futbol en el patio del colegio
  • puede que te llamen puta si enseñas demasiada carne
  • puede que te llamen puritana si vistes con cuello alto
  • el por qué llevarás las llaves entre los nudillos a modo de arma, de vuelta a casa tras un concierto
  • serás acosada por la calle día y noche
  • el amor romántico es una trampa
  • la exposición de tu vello corporal no la decidirás tú
  • tu cuerpo no te pertenece
  • harás malabares para ser madre y criar como quieras
  • nos matan por ser mujeres

No puedo hacerlo. No ahora. No todavía.

De momento mamá seguirá en lucha contra las violencias machistas, hijas directas del patriarcado, e intentará ser parte del cambio. Lamento no haberte traído al mundo igualitario que te mereces, mi amor. ¿Caminamos juntas para conseguirlo?

#NiUnaMenos #NosotrasNosParamos #StopFeminicidios #MiércolesNegro #MachismoMata #CeroViolenciasMachistas