La Canción de la Semana #20: Quisiera ser un pez – Juan Luis Guerra

Sin título

No tenía claro qué canción publicar esta semana y mi chico me ha dado la idea. La verdad es que no suelo escuchar bachatas, pero reconozco que esta canción de Juan Luis Guerra me ha parecido siempre preciosa… y, claro, como se acerca San Valentín y estos días en las redes donde me muevo se habla de acabar con el amor romántico que tanto ha alimentado las relaciones tóxicas, (discurso que comparto 100%) pues me gustaría enfocar esta reconocida canción desde un punto de vista diferente:

¿Y si lo que Juan Luis Guerra quería contarnos aquí era su deseo de igualar en la relación de pareja la misma plenitud que tuvo como bebé intraútero? Quizás suene retorcido, pero ahora como mamás, ¿no le dais un sentido diferente a esta letra? «Quisiera ser un pez» para sentirme como ya lo hice «mojado en ti»…

Hay teorías que hablan de que el ser humano busca constantemente a lo largo de su vida una sensación parecida al bienestar óptimo que recibe durante su gestación, de ahí que se experimente con las drogas o que el éxtasis continuo que se vive durante un enamoramiento se busque una y otra vez en las relaciones posteriores. Es un intento de volver al placer máximo. Un bebé en el vientre de su madre vive lejos de conflictos, recibe todo lo que necesita de la placenta sin necesidad de pedirlo, nada pesa, nada duele, nada molesta, todo está donde tiene que estar, cada uno, madre e hijo ocupan su lugar y ninguno pretende usurpar el lugar del otro, y así se respetan. El bebé se encuentra bajo un abrazo constante, su madre lo ocupa todo, lo rodea todo y solo recibe del entorno en el que vive un profundo amor diseñado por la naturaleza. Y la madre siente ese amor de manera recíproca porque en el centro de su ser palpita un corazón que hace vibrar cada célula de su cuerpo.

¿No sería alucinante conseguir eso en cualquier relación amorosa? Dos personas que se amen, se respeten y alimenten un placer común: el placer de estar juntos.

Personalmente, la parte de la canción en que se dice «Una noche, para hundirnos hasta el fin. Cara a cara, beso a beso y vivir por siempre mojado en ti» me encanta.

Bueno, ahí os dejo el «tema de marras», con un mensaje de amor diferente (que no romántico, ojo). ¡Feliz viernes!

 

Tengo un corazón mutilado de esperanza y de razón 
Tengo un corazón que madruga donde quiera 
Ese corazón se desnuda de impaciencia ante tu voz 
Pobre corazón que no atrapa su cordura 

(Estribillo)
Quisiera ser un pez 
para tocar mi nariz en tu pecera 
y hacer burbujas de amor por donde quiera 
oh, pasar la noche entera mojado en ti, un pez 
para bordar de corales tu cintura y hacer siluetas de amor bajo la luna 
ho, saciar esta locura, mojado en ti 

Canta corazón con un angla imprescindible de ilusión 
Sueña corazón no te nubles de amargura 
Este corazón se desnuda de impaciencia ante tu voz 
Pobre corazón que no atrapa su cordura 

(Estribillo) 

Una noche, para hundirnos hasta el fin 
Cara a cara, beso a beso y vivir 
por siempre mojado en ti 

(Estribillo. Bis)

¿Para qué canto a mamá?

Si os habéis pasado por la sección ¿Quién soy? dentro del blog habréis leído la justificación de la creación del mismo: el «por qué». Ahora me gustaría dar un giro de tuerca más allá, centrarme en un matiz diferente y explicar los para qué canto a mamá. ¿Cual es el objetivo a alcanzar? ¿Cuál es mi interés particular en todo esto?

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Mezzo Goddess. By Emily Balivet, 2008

Canto a mamá:

  • Para sentirme en red.
  • Para expresar algo que no sé hacer de otra manera.
  • Para empatizar con la soledad de otra madre y al conectar ver que su soledad + la mía dan como resultado compañía.
  • Para soltar.
  • Para reunir en un mismo lugar momentos que no quiero olvidar.
  • Para sentirme plena.
  • Para pararme y tomar conciencia.
  • Para asomarme al lado oscuro de mí misma desde un lugar donde me lo permito.
  • Para serme fiel.
  • Para desafiar al pasado y enfrentarme al futuro.
  • Para, al cuidar a otras madres con canciones, cuidarme a mí también.
  • Para evadirme de algunos aspectos de la realidad.
  • Para legar a mi hija una maternidad consciente.
  • Para hacer de lo cotidiano algo extracotidiano.
  • Para autoafirmarme en mi convencimiento.
  • Para saciar mi espíritu creativo.
  • Para alimentar la tribu.
  • Para aceptar la ruptura conmigo misma y abrazar con música la transformación.
  • Para decirle a mi hija lo mucho que la quiero.

Seguro que hay más objetivos e intereses que se me olvidan o todavía no han asomado a la luz, pero por el momento estos son los que comparto con vosotrxs.

Y ahora si me dejáis os pregunto a vosotrxs ¿qué os aporta Cantando A Mamá? Me encantaría conocer vuestra opinión. Besos y abrazos.

 

¿Dónde está el Planeta Parto? ¡Y yo qué sé!

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He leído algunos libros que cayeron en mis manos durante mi embarazo y que seguro os suenan y muchxs de vosotrxs habréis leído también. Libros que «estaban de moda» en la red maternal donde me movía, escritos en muchos casos por expertos en ciertas áreas cercanas a la maternidad (ginecólogos, matronas, pediatras…), gurús en la materia en la que vivía inmersa día y noche: Iba a ser madre y necesitaba documentarme.

Seguro que a muchxs os pasa, ya seáis madres o padres primerizos, que de pronto sentís un abismo ante vosotros, «no tengo ni idea de lo que me espera», «No tengo ni idea de LO QUE SE ESPERA DE MI cuando me convierta en madre/padre». Y de esto trata este post.

Me centraré más en el papel de la mujer que dentro de poco se convertirá en mujer-madre y no tiene ni idea de lo que significa eso (obvio por otro lado, nunca ha sido madre antes) y se preocupa por «hacerlo bien». Entonces se lee todo libro sobre parto-maternidad-crianza-lactancia que cae en sus manos, o le recomienda su red maternal, o de pronto se convierte en best seller, o el cual se comenta y recomenta positivamente en redes sociales. Y de pronto comienza a familiarizarse con términos como «puerperio», «lactancia en tándem» o «planeta parto». Quiere hacerlo muy bien y visiona «partos orgásmicos» en Youtube y se empieza a dar masajes perineales con aceite esencial X y asiste a alguna sesión de hipnoparto. Además no se pierde su clase semanal de «yoga para embarazadas» y se apunta a un intensivo de canto prenatal porque ha oído que la cavidad vaginal está íntimamente relacionada con la cavidad bucal. Quiere estar preparada, quiere hacerlo muy muy muy bien.

Dejando claro que opino que la información es poder y que yo fui la primera que hizo, si no todo, buena parte de lo que cito arriba, quería añadir que muchas de las expectativas que yo misma me creé sobre mi parto-lactancia-puerperio-crianza dista mucho de lo que luego viví realmente. Y cuando lo viví me sentí en ocasiones juzgada. Juzgada por muchos a mi alrededor pero fundamentalmente juzgada por mí misma y todo lo que había leído-visionado-aprendido en los meses de embarazo. No sé si me explico. Pondré un ejemplo:

El Planeta Parto. ¿Dónde está? ¿Qué es? ¿Me fui mientras parí a mi hija? ¿hubo alguna interferencia durante el mismo para que no pudiera embarcarme en el viaje?….

Y digo yo: ¿qué más da? Parí a mi hija, me dejé llevar, tuve la suerte de decidir dónde parirla y quién me acompañaría en ese momento. Me sentí respetada en mis decisiones. ¡Pues ya está!

Con esto no pretendo dar lecciones a nadie, simplemente quería plasmar que hoy me doy cuenta de que cada mujer es única en el mundo y que no existen fórmulas universales para parir, ni para lactar y mucho menos para criar. Que si Michelle Odent dice que la presencia del padre entorpece el proceso de parto se equivoca, porque en mi caso eso no ocurrió. Que si Thomas Verny y John Kelly dicen que todo lo que nos sucede durante los nueve meses de gestación moldea nuestra personalidad, motivaciones y ambiciones significa que miles de mujeres embarazadas vivirán esta experiencia como un intento imposible de mantener un estado de equilibrio emocional constante (con la ansiedad que provoca eso, por otro lado). Que si Rosa Jové dice que no le gusta la palabra «límite» me niego a sentirme mal si en mi circunstancia personal no quiero borrarla de mi diccionario.

Y como estos, mil ejemplos más. No me arrepiento de haberme documentado, de hecho sigo leyendo sobre maternidad y crianza pero sí me queda un amargor de haberme dejado influenciar en exceso por estos gurús que en su día me señalaron con el dedo y me dijeron: «Yo conozco el secreto para hacerlo muy bien».

NO justifico la violencia. SÍ entiendo a esa madre.

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Antes de ser madre, cuando veía a una mujer gritando a su hijx por la calle o perdiendo los nervios en el metro, automáticamente me preguntaba ¿Por qué ha tenido un/a hijx? ¿Es consciente del impacto negativo que esa acción le está causando a ese/a niñx? Incluso en alguna ocasión llegué a intervenir y mostrar mi rechazo ante la agresión. 

Hoy sigo siendo consciente de la repercusión de nuestras acciones en el desarrollo emocional de nuestrxs hijxs y me esfuerzo mucho más que antes en controlar ciertas emociones negativas a la hora de descargarlas en otros.

Sin embargo, hoy, cuando veo a una madre desbordada en el parque o volviendo de hacer la compra e intentando abrochar el cinturón de la sillita a su hijx entre gritos y amenazas; (además de preocuparme por lo que ese bebé está recibiendo) pienso en la madre: ¿Cuantas horas llevará a solas con su hijx? ¿Alguien comparte con ella las preocupaciones domésticas? ¿Tiene apoyos familiares? ¿Se sustenta en alguna red materna, ya sea online como presencial? ¿Cuanto tiempo tardará en arrepentirse en lo más profundo de su ser, por cómo está tratando ahora a la criatura que llena cada día su vida? ¿Cuánta presión arrastra al cabo del día por el entorno? ¿De donde saca la fuerza esa mujer para cargar con su hijx al pecho mientras que en cada una de las manos sujeta una bolsa bien cargada de comida? ¿Cómo no se ha roto ya la espalda? ¿Estará soportando esta madre los trastornos del sueño de su hijx? ¿Estará pasando por alguna fase de agitación del amamantamiento? ¿Descansa? ¿Cuantas «rabietas», antes de esta, habrá sobrellevado a lo largo de día (y la noche) con toda la paciencia del mundo? ¿Qué libro de crianza releerá esta noche cuando su hijx coja el sueño para no cometer el mismo error mañana?…

Hoy sigo pensando que no existe justificación alguna para maltratar a un/ hijx. Pero hoy, además, pienso que las madres somos humanas.

La Canción de la Semana #18: Mama Canta – Tànit Navarro

Tenía ya ganas de mostrar en el blog a Tànit Navarro, una mujer que canta a la maternidad en su primer disco Nueve Lunas, que según ella misma explica, «nace de su propio embarazo y maternidad». En 2011 se encontró con la cantautora y guitarrista Rusó Sala y juntas gestaron durante nueve meses el disco.

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Esta canción es de una sensibilidad abrumadora. Un bebé intraútero canta a su madre pidiéndole a su vez otra canción, una nana que le ayude a nacer… Empezamos 2015 con bonitas canciones como esta, ¡Feliz año a todxs!

MAMA CANTA
(Tànit Navarro / Rusó Sala)

Mama cántame una nana
pa’ que yo quiera salir.
Mama cántame mi canto
que resuene siempre en mí.

(Estribillo)
Si una noche yo me pierdo
y no sé cómo seguir
mama cántame ese canto
que un día me llevó a ti.

Tus aguas voy creciendo.
Se está muy bien aquí.
Oigo voces de otros mundos
que me invitan a venir.

(Estribillo)

Mama cántame una nana
pa’ que yo pueda dormir.
Mama cántame ese canto
que resuene siempre en mí.

(Estribillo)

Na ra nai nai nai nai nai…

El primer CD de Cantando A Mamá tendrá que esperar

Me entristece mucho tener que escribir este post, y más después de haber prometido ilusionada como la que más que esta Navidad podríais escuchar 5 temas grabados en estudio. No podrá ser.

Los procesos de creación es lo que tienen, que a veces llevan más tiempo del que esperabas. Seré sincera: creo que sacar las canciones tal como están ahora mismo sería precipitado. Hay que darles una vuelta, o dos. Necesito más tiempo para mejorarlas, añadir matices, pequeñas modificaciones para quedar del todo satisfecha con el resultado. Me parece poco profesional mostrar un trabajo a medias. Quiero regalaros mi música tal y como la siento en el corazón y las entrañas y hasta que no lo consiga, no pararé de probar y perfeccionarla.

Así que, ahora sí os prometo y reprometo (y así me comprometo) que tendréis ya no cinco sino 10 canciones en un disco completo para regalar en el Día de la Madre, de un 2015 que espero venga cargado de «canciones» de amor, apoyo y empoderamiento para todas las madres del Mundo.

No defraudaré, tenéis mi palabra.

Como siento que ha quedado un vacío, os muestro un adelanto de lo que será la portada del disco, a ver qué os parece…

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¿Os gusta?

La Navidad es una fiesta preciosa porque festeja la maternidad.

Ya es Navidad y vuelven, como cada año, las sensaciones de emoción, nervios, encuentros, se respira la magia…

No soy creyente, nunca lo he sido. No sigo ninguna religión. No he hecho la comunión ni la confirmación. Estoy bautizada por pura presión familiar y cultural pero nunca fui a clase de religión ni catequesis. Cuando asisto a una ceremonia religiosa no sé seguir las oraciones ni los himnos. No me he casado por la iglesia (ni por lo civil). No me he leído la biblia. No celebro jamás los «santos» de las personas que conozco, de hecho no sé ni cuándo son…

Sin embargo la Navidad me parece una fiesta preciosa.

Me quedo con la grandiosidad de que el nacimiento de un bebé sea motivo de festejo de una importantísima parte del planeta. Me encanta la idea de que una mujer encontrara un pesebre a mitad de la noche, con la ayuda de su compañero (la Doula perfecta) y sin más compañía que la mirada oscura de dos animales robustos que aportaron el calor necesario para esos primeros momentos. Imagino un parto intenso, precipitado, íntimo y lleno de amor. María sosteniendo a su hijo Jesús al nacer y colocándoselo sobre el pecho, y un atento José cubriendo con sus ropajes a madre e hijo mientras le propina a su compañera un beso en todos los morros. El bebé trepando por el torso desnudo de su madre hasta engancharse al pecho con una perfecta competencia innata de supervivencia.

Después de un tiempo de intimidad, de soledad familiar, empezarían a llegar pastores de la zona ofreciendo comida y enseres a la recién parida y José les recibiría entre susurros para no romper la magia del momento.

Descanso en la huída a Egipto. (Francisco de Zurbarán)

Descanso en la huída a Egipto. (Francisco de Zurbarán)

Quizás se empezaría a correr la voz, como ocurre en las pequeñas pedanías, y la gente relacionaría la claridad de la noche con el milagro de la naturaleza. Dirían «una estrella ilumina el pesebre donde ha nacido el niño». El acontecimiento llegaría después a las aldeas cercanas y luego a las lejanas y se propagaría la noticia (exagerada y con mil matices de realismo mágico) mucho más allá hasta llegar a Oriente donde tres viejos astrónomos, tras escucharla, decidirían viajar al lugar donde la gente decía que una estrella brillaba más que ninguna para marcar el lugar del nacimiento de un bebé. Los astrónomos llevarían presentes valiosos a la familia para compensar la intromisión pero  María y José les recibirían con gratitud y el pequeño Jesús regalaría sonrisas a todo aquel que quisiera conocerle.

Desde aquellos días hasta hoy se repite la tradición de festejar su llegada al mundo. Y es que el nacimiento de aquel bebé, que podía ser el de cualquiera en realidad, es motivo de celebración. Un nacimiento hace que paremos, que conectemos con nuestra naturaleza, con nuestro instinto primario, hace que nos miremos a los ojos (profundamente), que nos volvamos a oler, a tocar, a sentir de la forma más primitiva… Dar vida es un regalo que nos transforma y al mismo tiempo nos conecta con algo antiquísimo.

¡Feliz Navidad! Seas quien seas, estés donde estés.

Miércoles Mudo #23: ¡Felices Fiestas!

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“Miércoles Mudo” es un carnaval de blogs o blog hop iniciado por Maybelline de Naturalmente Mamá y participar es muy fácil, solo debes publicar los miércoles una foto sin escribir nada para explicarla (de ahí viene lo mudo). Luego no olvides enlazar en el linky que está debajo y dejar un comentario en cada uno de los blogs que decidas visitar. Para conocer como nació el Miércoles mudo y sus reglas, puedes hacer click aquí.

¡Feliz Miércoles!

La canción de la semana #17 : Canción de amor – Ivan Ferreiro

Aquí os dejo este tema del disco «Picnic Extraterrestre» de Ivan Ferreiro. Una canción que nada tiene que ver con la maternidad, ¿o sí? No sé, a mi me inspira mogollón y escuché mucho este disco en la etapa de embarazo. Espero que os guste tanto como a mí.

CANCIÓN DE AMOR
(IVAN FERREIRO)

De todos los caminos 
que hay por explorar .. 
ninguno, ninguno, ninguno .. 

De todas las bellezas 
que hay por marchitar .. 
ninguna, ninguna, ninguna .. 

Ninguna que agitara mi esperpento tan adentro que quemara. 
Ninguna fue capaz de comprender esta ecuación que planteaba. 

Inmune a las miradas 
que me quieren rozar .. 
me esfumo, lo asumo, lo juro .. 

De todos los milagros, solamente queda uno y es seguro. 
De cada primavera .. sale entera una luna de madera. 

La suave progresión 
y la dulce sensación en boca. 
La cosa más común, 
la única cuestión que importa. 

Algunas sensaciones 
no se pueden contar .. 
están tan adentro .. lo siento. 

Por eso, algunas veces, no me duermo cuando debo y me hace mal 
y acabo rezagado del horario de la gente que es normal. 

La simple brevedad, 
la corta duración de un beso. 
El dulce despertar 
de todos los sentidos muertos. 

La suave perversión, 
la eterna duración del verso. 
El dulce despertar 
de todos los sentidos muertos. 

De todos mis sentidos muertos .. 
De todos tus sentidos muertos .. 

De todas las canciones 
que faltan por cantar ..

La mochila del cole: Tutorial

Hace tiempo que quería ponerme a escribir el tutorial de cómo elaboré la mochila del cole para Zoe. Fueron varias las mamás que al ver este Miércoles Mudo, lo pidieron y por fin aquí os lo traigo. Quizás ya esté el tema un poco pasado, ya que el cole empezó hace tiempo, pero igual podéis hacer una bolsita con algún motivo navideño o quizás para el curso que viene.

A mi favor diré que jamás había cosido nada, pero me hacía muchísima ilusión crear algo artesano que acompañara a Zoe cada mañana en mi ausencia y le dediqué tiempo y mucho amor. Una amiga me prestó su máquina de coser, la cual casi me cargo en un imposible intento de colar el hilo por quince mil huecos distintos y retorcidos hasta enebrar la aguja al final. ¡Todo un show! Finalmente decidí coser a mano toda la mochila. Si tenéis maña con la máquina, seguro que os resulta mucho más rápido y sencillo.

Bueno, allá voy:

Cuando se me ocurrió la genial idea de coser a mano una mochila para mi hija no dudé en buscar en youtube y la blogosfera maternal tutoriales o patrones para su realización. Buscando y buscando topé con esta iniciativa: Cose con nosotras una mochila de las autoras de los blogs Para mi peque con amor y Mi rincón de mariposas, donde explicaban paso a paso cómo hacer una mochila sencilla y también otra con bolsillos. Yo al final opté por algo intermedio, una mochila sencilla con un bolsillo exterior sin solapa, muy simple también. (Si queréis seguir los patrones que ahí aparecen, perfecto. Yo os cuento cómo lo hice yo).

Cogí el patrón de la mochila pequeña pero realmente no presté atención a las medidas y todo lo hice muy a ojo. Yo os las dejo por si queréis seguir el patrón (como hace la gente normal).

Sin título Así que fui a la tienda de retales del barrio y a una lencería y compré:

  • Dos tipos de tela distintos: Una blanca con lunares rojos para la mochila y otra roja (para el bolsillo exterior). Las dos de hilo y la medida mínima que me vendían de cada una.
  • Fliselina termoadhesiva (una entretela termoadhesiva de dos caras perfecta para aplicaciones en camisetas, sudaderas, bolsos, etc. Con la que hice el nombre de mi hija sobre el bolsillo).
  • Un retal de tela blanca que luego serían las letras de su nombre.
  • Cinta blanca (dos trocitos) para colocar en los lados de la parte baja de la mochila y sujetar así las asas.
  • Cordón rojo (1’20 m. aprox.)

Primero corté la tela blanca con lunares en un rectángulo de 20 x 60 cm. y la doblé por la mitad. Coloqué la tela roja encima, calculando a ojo la medida del bolsillo exterior hasta que di con el tamaño que quería y corté el trozo de tela (doble para que resistiera más). Calculad los tamaños siempre dejando uno o dos dedos más de tela para que la pieza final, tras coser, no quede reducido.

Las telas, una vez con la medida elegida las lavé en agua y las tendí. Este consejo me lo dieron en la tienda para que las telas no encogieran una vez cosido el conjunto y estropeara el diseño final. También es bueno doblar y planchar las telas tal cual vaya a quedar el conjunto para ayudar a la hora de coserlas. Tras cortar, lavar y planchar, me dispuse a coser:

Primero hice un dobladillo en la parte superior hacia dentro por donde entraría el cordón. Hay que asegurarse de que el espacio que dejamos es suficiente para el paso de dos cordones. El punto que usé fue el sencillo, como os podéis imaginar (tipo hilvanado pero muy pequeño).

Después coloqué la tela de bolsillo sobre el lugar que le correspondía y dándole la vuelta a la tela de la mochila cosí los laterales de la misma, uniendo la tela roja a la tela blanca de lunares a su paso mientras cerraba el conjunto.

A la vez, corté dos pequeños pedazos de cinta blanca y los coloqué uno a cada lado de la parte inferior de la mochila para dejarlos fijos una vez que iba cosiendo todo el conjunto. Importante, colocarlos de manera que al dar la vuelta a la mochila una vez cosida queden por fuera (lo digo porque me tocó deshacer un lado entero por esta tontería).

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Una vez cosido el conjunto entero, empecé con las letras. Dibujé en una hoja de papel el nombre de mi hija con gruesas letras y las recorté una a una. Luego las calqué del revés en la Fliselina y volví a recortarlas ya en este material. Según las instrucciones del producto, planché las letras una a una sobre el retal de tela blanca correspondiente y recorté la tela con la forma de las letras. Después retiré el papel sobrante y volví a planchar una a una las letras de tela blanca sobre la tela roja del bolsillo exterior.

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A pesar de quedar las letras pegadas, me aconsejaron coser el borde de las letras con un punto festón a mano para hacerlas más resistentes y . Para las novatas en esto, como yo, os dejo un vídeo-tutorial de cómo hacerlo.

Para terminar nuestra mochila cortamos el cordón rojo por la mitad e introducimos un extremo de uno de los pedazos de cordón por el ojal de nuestro dobladillo haciéndolo girar en forma de herradura hasta atravesar las dos partes de tela. Repetimos la operación con el otro cordón pero a la inversa de manera que os queden colgando a cada lado de la mochila dos cordones que ataremos a la cinta blanca sobresaliente en ambos extremos inferiores del conjunto.

Y… ¡Voilà! Ya tenemos una mochila cosida a mano para nuestrxs hijxs. Así quedó la nuestra y así la lleva cada día mi niña a su «cole».

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Espero que este tutorial os sirva de ayuda por si os animáis a coserle una mochila a vuestrx hijx. Ya me contáis…