Semana Mundial del Parto y Nacimiento Respetados 2014

Hoy arranca la Semana Mundial del Parto y Nacimiento Respetados 2014, que este año se celebra bajo el lema Birth is Empowering (traducible como “Nacer es empoderar” aunque la versión española ha quedado en “Parir es poder“) propuesto por La ENCA (European Network of Childbirth Associations – Red Europea de Asociaciones sobre el Nacimiento).

CARTEL SMPR2014

En ella, como cada año, asociaciones pro parto respetado de todo el mundo propondrán a lo largo de la misma, actividades relacionadas con el respeto al parto y nacimiento.

En el caso de El Parto es Nuestro la actividad propuesta es la proyección del documental NEIXER de Ana Victoria Pérez, una mirada reflexiva sobre el parto en nuestro país donde se suceden testimonios de usuarias y profesionales de distinta índole, con una bella estética. Una película para cuestionarse el sistema y mejorar la atención y el respeto del parto. Tras el mísmo, se abrirá además una charla-coloquio con el lema «Parir es Poder», donde lxs asistentes debatirán sobre lo que han visto y sus propias experiencias.

Yo coordinaré una de las proyecciones (en Madrid-Vallecas). Será el viernes 23 de mayo a las 17h. Os dejo aquí el cartel con los datos por si os interesa asistir. El acto es completamente gratuito. claro.

cartel proyección

Paralelamente, desde la asociación, se está haciendo un llamamiento global para elaborar un vídeo viral que circule por la red en el que personas anónimas defiendan el parto respetado añadiendo un mensaje a la frase «Parir es poder…». Si quieres participar es muy fácil:

Descárgate el pdf Parir es poder, imprímelo y añade tu mensaje. Utiliza un rotulador grueso y letras mayúsculas para que sea lo más visible.

Hazte un foto con el cartel sobre tu pecho (puede ser con la cámara del móvil). Envíanos la foto al siguiente correo electrónico: asturias@elpartoesnuestro.es Descarga también los otros adjuntos. Hacen referencia a la cesión de la foto. Si en ella sale algún menor, necesitamos que descargues también el pdf «Cesión fotos niños»,  en caso contrario con el pdf «Cesión fotos adultos» nos vale. Fírmalo y envianos la foto o el escaneado del mismo junto con la fotografía que te hayas sacado con el pdf Parir es Poder.

Animaos a participar, recordad que el cambio comienza en nosotros mismos. Un fuerte abrazo a todxs y ¡feliz semana!

Hay canciones que no tienen ninguna gracia

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Hace unos días empezó a circular por internet un vídeo realizado por la XV promoción de matronas de Madrid recientemente graduadas, a través de la plataforma RegalaUnHit. Utilizando la melodía de la mítica canción Me sube la bilirrubina de Juan Luis Guerra, la hicieron suya, modificando la letra, como recuerdo de ese día tan especial.

Hasta aquí parece todo normal e incluso un bonito regalo para recordar, el problema se presenta cuando ves el vídeo y escuchas la letra (que para que no haya dudas, aparece transcrita a modo de subtítulos) y una se queda ojiplática, como poco. La canción dice cosas como:

  • «Haz esta puérpera enseguida», dejando claro que en la facultad no te enseñan a respetar los tiempos de cada mujer de parto, sino a hacer las cosas rápido en todos los casos.
  • «Niña, sube la oxitocina», sintética, claro está, para acelerar un parto cualquiera.
  • «Échale un guante a esa «dila», refiriéndose así a una mujer de parto en fase de dilatación a la que pretenden hacerle un tacto vaginal.
  • «El padre mira y se emociona, y luego el pobre se desploma», ridiculizando el papel del acompañante.

Y así una tras otra, entre muecas sobre actuadas y sonrisas burlonas. Todos bailando al rededor de una mujer de parto que nunca aparece en un espacio tranquilo donde abandonarse a su instinto.

Ante la dantesca estampa no tardaron las redes sociales y la blogosfera maternal en arder de indignación. Aquí os dejo unos ejemplos merecedores de ser leídos:

El caso es que las matronas en cuestión, se han puesto en contacto con la asociación El Parto Es Nuestro para justificar su actuación, donde dicen que «se trataba de un vídeo privado de carácter personal, nada más lejos que de ser un vídeo divulgativo» y que se hizo con carácter «absolutamente irónico, dado que nuestra meta principal es conseguir un PARTO RESPETADO en todo paritorio».

Y ahora yo me pregunto, como usuaria del sistema sanitario y madre: ¿Por qué haces un vídeo en el que desprecias a las mujeres en trabajo de parto cuando lo que defiendes es justamente un parto respetado? ¿Por qué haces ironía de tu profesión desmereciendo tu trabajo y el de las mujeres al parir a sus hijxs? ¿Qué hay de gracioso en ejercer violencia obstétrica, aunque sea «en broma»? ¿Te gusta realmente este regalo de graduación? ¿Qué le dirás a tus hijxs cuando vean este vídeo (que por cierto, sigue siendo público)? ¿Qué crees que siente una mujer embarazada al verte mofarte de ese momento único en su vida? ¿De quién fue la idea y por qué te prestaste a participar en ella? ¿Alguien se opuso o planteó otra letra más respetuosa creando verdaderamente un bonito recuerdo de graduación?

Quiero pensar que no todxs lxs residentes piensan igual, que algunx se opuso a participar en este dantesco vídeo y que todavía hay esperanzas para las mujeres que se pongan en sus manos. Quiero pensar que no ha sido más que una idea absurda de algún descerebrado inmaduro, el cual se está arrepintiendo horrores de lo que ha hecho y que necesitaba esta prueba de indignación masiva para reconducir su carrera hacia la atención respetuosa del parto…

En fin, no os pongo el vídeo porque me resulta inaceptable que aparezca dentro del blog Cantando a Mamá, esta canción no cuida lo más mínimo ni a mamás ni a bebés, por tanto me reservo que aparezca en este espacio.

Facebook y la censura

Hace dos días Facebook censuró contenido de mi página de facebook. Se trata de esta imagen que compartí a través de World Protest Against Forced Cesareans, (una plataforma para denunciar la tremenda violencia obstétrica que sufrió la brasileña Adelir al ser sometida a una cesárea policial) en la que se aprecia un nacimiento en podálica.parto podálica

La imagen está sacada originalmente de la web birthinginstincts.com, concretamente aparece en su blog, ilustrando una entrada que habla de la perspectiva del padre en el parto. Las mujeres tenemos el privilegio de parir y los hombres de presenciar en primera linea el nacimiento de sus hijos, si lo desean. Esta imagen la quise compartir por varios motivos:

  1. Nos pone en el lugar del padre (o el acompañante) en ese momento único en la vida, dándonos otro punto de vista, para aprender y deleitarnos con su belleza.
  2. Me parece una foto que puede ayudar a empoderar a muchas mujeres que esperan bebés en podálica o de nalgas, a las que quizás desde el sistema sanitario las han condenado de antemano a una cesárea programada. De hecho, el comentario que acompañaba la foto era «Podemos parir», dando a entender el poder de las mujeres para parir bebés en podálica.
  3. La foto me parece preciosa, sin más.

Pero al parecer, unas piernas de bebé asomando por una vagina al nacer es contenido «poco apropiado» y por tanto censurable, en el canal social. Entiendo que no es una imagen habitual y puede resultar «chocante» de primeras, pero el contenido es totalmente apropiado, ya que se ha publicado en una página que cuida la maternidad consciente (¿qué mejor forma de consciencia que mostrar un nacimiento tal cual?) y desde luego nada violento. Por no haber no hay ni una gota de sangre en la imagen (y eso que es un parto real).

En fin, ya conocemos las polémicas Normas de Comunidad de Facebook y las innumerables fotos censuradas sobre maternidad y lactancia; pero a mí lo que me preocupa es que para que se eliminara la foto del facebook de Cantando a Mamá alguien ha tenido que denunciar la publicación. Es decir, me duele pensar que hay alguien a quien esta imagen le cause tal desagrado que es capaz de denunciarla para acelerar su censura. No se… toda la violencia subliminal que digerimos cada día con la publicidad sexista, los programas de televisión donde se insultan contertulios de manera descarada, los políticos y sus discursos totalitarios… todo eso está normalizado y aceptado; sin embargo un nacimiento sin violencia, respetado y consciente, donde los pies de un bebé asoman tímidamente por la vagina de su madre es algo inaceptable socialmente.

Creo que es importante que reflexionemos sobre este tema. El primer paso para cuidar la maternidad es entenderla como tal, normalizando sus procesos. El parto normal es esto, lo que aparece en la foto, una mujer abriéndose para dejar paso a la vida. Tan acostumbrados estamos al potro y el gorrito verde que cuando nos muestran un parto normal nos caemos de culo.

Sueño con el día en que, como ya sucedió con el cine americano en el que en una escena de sexo la chica se tapaba el pecho con la sábana, alucinemos al ver a una mujer pariendo boca arriba con los pies en los estribos.

Blessingway: Una ceremonia prenatal para mi hermana querida

Hace unos días tuve el honor de asistir al Blessingway de mi hermana, o lo que es lo mismo, su ceremonia de bendición para el parto. No tenía muy claro si compartir todo lo que allí se vivió públicamente y le pregunté directamente. Me dijo que sí, así que allá voy:

Un Blessingway no es más que una ceremonia prenatal en la que la mujer embarazada reúne a su círculo de mujeres más íntimo o con el que tiene mayor conexión y crear así un clima de energía positivo para el futuro parto. Tenéis mucha más información aquí.

En el caso de mi hermana, reunió a mujeres muy dispares, desde amigas de la infancia y mujeres de su familia hasta personas muy significativas para ella que compartieron breves momentos de su vida. Muchas de nosotras no nos conocíamos, pero todas sentimos que teníamos que estar allí y la conexión se creó desde el minuto uno. Tras recibir una preciosa invitación ilustrada por ella misma, supimos que la ceremonia sería un domingo por la mañana en su casa y se pidió expresamente que las asistentes vinieran sin hijxs, así que dejé a la pequeña Zoe con su abuelo que hizo un trabajo de niñero excelente (como era de esperar); y que trajera cada una, una cuenta de collar.

invitación blessingway

Mi hermana me pidió con antelación que hiciera las veces de «maestra de ceremonias» así que intenté unos días antes ordenar en mi cabeza todo lo que tenía mi hermana en la suya y que me supo transmitir muy bien. La ceremonia se dividiría en cinco partes o deseos para el pequeño Hari a punto de nacer y cada una tendría su ritual específico:

Hari, espero que:

  1. No tengas miedo de…
  2. Nunca olvides a…
  3. Aprendas…
  4. Respetes…
  5. Ames…

Para cada ritual necesitábamos materiales específicos, y la noche anterior ayudé a mi hermana para tenerlo todo a punto. Los colocamos en orden de intervención según la parte en la que nos encontráramos y el tenerlos todos a la vista quedó muy bonito y misterioso.

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En el suelo dibujamos con velas rojas un corazón del que brotaban en espiral velas de color blanco. (Más tarde descubriréis el significado de tanta vela junta). Rodeamos la espiral con cojines sobre esterillas en el suelo y encima de cada cojín elaboramos a mano unas preciosas coronas de hiedra para cada una de las mujeres que acompañarían a mi hermana ese día.
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Cuando llegaron todas las convocadas comenzamos la ceremonia. Nos sentamos en círculo y para entrar en materia hicimos la relajación del útero que propone Mónica Felipe-Larralde y tras ella, empezaron las presentaciones. Para ello utilizamos la cinta de color granate que aparece en la foto de los materiales y mientras nos presentábamos, cada una se enrollaba  en la muñeca la cinta y se colocaba la corona. Al terminar pasaba el ovillo a la siguiente y así sucesívamente de forma que al final habíamos tejido entre todas una red. Pasé unas tijeras para que cortáramos los enlaces y cada una se anudara su pulsera de unión.

Una tarde, pasado el evento, una de nosotras colgó una foto de su pulsera en el grupo de WhatsApp y todas respondimos con las nuestra. Fue emocionante. Aquí os dejo una muestra:

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Y comenzaron los rituales:

  1. El primer punto o deseo para el futuro nacido era «Espero que no tengas miedo de…». A mi hermana se le ocurrió que podríamos escribir cada una con rotulador plateado o dorado en una piedra oscura un miedo nuestro que querríamos evitar para Hari. Así que nos pusimos a ello. Al terminar, salimos a la parcela para enterrar las piedras bajo un olivo. La sensación fue liberadora porque enterramos (literalmente) nuestros miedos.piedras-miedos
  2. El segundo, bajo el deseo «Espero que no olvides…», fue elegido para recordar a los bebés no nacidos, a esos seres de luz que sabemos que nos acompañarán siempre. Para ello, Sira pensó en que cada una talláramos el nombre de un bebé no nacido con un punzón en un palito de madera. Mientras esto ocurría sonaba de fondo ese quejido de canción la muerte cuando esperas vida de Rosa Zaragoza. Os podéis imaginar la carga emocional del momento. Después, cada una ató al palito un cascabel y más tarde salimos para colgarlos de las ramas de un árbol; así, cuando el viento sople, se harán presentes cada uno de ellos con el sonido del cascabel.
  3. Con el tercer ritual se pretendía que Hari aprendiera algo que nos hubiera gustado aprender a nosotras o que con el tiempo hemos visto que es un aprendizaje útil y necesario. Así que, con el deseo «Espero que aprendas…», se escogió para cada una un pedazo de tela con un agujero en uno de los extremos. En ella escribimos un aprendizaje para nosotras vital y después salimos a colgarlo del mismo árbol que los palitos. El resultado final parecía una instalación de arte moderno. Quedó precioso.ÁrbolAprovechamos aquí para hacer un descanso, tomar unos zumos, ir al servicio y ¿por qué no? hablar un rato y conocernos mejor. (Yo aproveché para llamar a mi padre y conocer detalles de la pelirroja, que curiosamente estaba dormida desde prácticamente el inicio del Blessingway). Tras el parón, continuaron los rituales ceremoniales:
  4. El deseo número cuatro tenía como enunciado «Espero que respetes…». En esta ocasión se honró al cuerpo, “Hari, esperamos que respetes tu cuerpo, como templo que recoge tu alma.”. Extendimos una tela blanca de 3 X 3 en el suelo del porche y con la ayuda de ceras de colores dibujamos todas al tiempo sobre ella. Hizo un día soleado de invierno maravilloso para pintar al aire libre.
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    Mientras esto ocurría, mi hermana entró de nuevo en la casa y preparó el momento más emotivo (en mi opinión) del día. Cuando la tela quedó multicolor y tras hacer en ella un gran corte en el centro, pasamos todas de nuevo al salón y allí nos encontramos un recipiente lleno de agua en el que flotaban flores y una silla en frente. 88fa253177387c8cd65da71ee574d1bfMi hermana entonces, dijo en voz alta: “Hari, esperamos que respetes tu origen, tu sangre, de dónde vienes. Y para honrar tu linaje, lavaré los pies de la madre que me parió” y tras esa frase se dispuso a lavarle los pies a mi madre. Mientras esto sucedía, de fondo se escuchaba Mi Columpio de Marwan (toda una Oda a la figura de la madre). 921ff85423fc6b0922bb1445a3823405IMG_4888
  5. Tras la llorera colectiva llegó el último rito del día bajo el enunciado «Espero que ames…». Mi hermana se sentó sobre un taburete en el interior del corazón hecho con velas y habló con su bebé. Le dijo que a pesar de las circunstancias en las que se encuentran, él era un hijo del amor sin dudarlo; «Hari es uno de los nombres de Vishnu, el relativo al amor. Es mi hijo, le amo y espero que ame la belleza de la vida tanto como su madre”. Tras esta introducción, cada una de nosotras nos acercamos a ella y le ofrecimos nuestra cuenta de collar, que poco a poco ella fue engarzando en un cordón de cuero color marrón. Conforme llegábamos al interior de la espiral debíamos encender una de las velas blancas que la conformaban, darle la cuenta y recibir a cambio una de las velas rojas del corazón con el fin de, llegado el momento del parto, encenderla en casa para aunar energías. IMG_4887Al acabar, mi hermana se colgó el collar con todas las cuentas engarzadas al cuello y rodeamos entre todas la espiral. “Grabemos este momento en nuestras mentes y volvamos a él el día del parto de Hari, encendamos la velita y creemos de nuevo este círculo de protección con nuestra energía”.Yo tenía un último regalo para mi hermana y mi sobrino a punto de nacer: una canción para el momento. La compuse unos días antes sin dificultad, brotó de mí la melodía y la letra como si fuera algo que no se podía decir de otra manera más que cantando. Aquí os dejo la letra y la música:

CANCIÓN PARA EL NACIMIENTO DE HARI

Siente el fuego naraja.
Mira el cielo azul.
Surge el miedo violeta.
Sigue tu corazón.

Rom-ba, rom-ba, rom-ba, rom-ba
Hari vive en ti.
Rom-ba, rom-ba, rom-ba, rom-ba
Vas a poder parir.

Tiende una mano abierta
justo en frente de ti.
Cúbrela con la mía
y respira feliz.

El futuro no existe.
El pasado se fue.
El presente es la fuente
que hoy bendice tu ser.

Rom-ba, rom-ba, rom-ba, rom-ba
Hari viene hacia ti.
Rom-ba, rom-ba, rom-ba, rom-ba
y tú ya sabes parir.

Y la luna en el cielo
llena todo de luz.
Silba suave la brisa.
Ahora es todo quietud.

El momento se acerca.
Aquí todo está bien.
Con los brazos abiertos
mami espera tu piel.

Rom-ba, rom-ba, rom-ba, rom-ba
Hari vino a ti.
Rom-ba, rom-ba, rom-ba, rom-ba
En un parto feliz.

Feliz

Tras escuchar la canción salimos todas a la calle y atravesamos la tela pintada, que representaba el cuerpo. Todas renacimos de alguna manera esa mañana de domingo. Gracias, hermana.

Espero que este maravilloso encuentro os inspire como futuras mamás para vuestras ceremonias prenatales. ¿Alguna se anima a contarnos su experiencia?

Parir a mi hija bajo la ley del lobo

Una canción que me emociona es esta que os muestro de The Joy Formidable. Este grupo de música lo descubrí durante el embarazo de Zoe y me encanta. Me gustan muchas canciones, pero esta en concreto, recuerdo oírla mucho durante las últimas semanas de embarazo, deseando parir a mi hija, abrirme a la vida. Además su videoclip muestra el poder de la naturaleza en su máxima expresión. Aparecen en él «cosas naciendo», momentos de la vida cotidiana, el paso del tiempo, relaciones de amor y guerra… en definitiva: la dualidad de la vida.

La lástima es que el único nacimiento humano que aparece es intervenido, donde la mujer está ausente y en posición de litotomía y es el médico de turno el que recoge al bebé cuando nace.  En un video tan bonito donde la naturaleza cobra protagonismo, me llena de tristeza que el nacimiento de un ser humano se dé en un hospital.

En cualquier caso, obviando el nacimiento humano, el videoclip me encanta y me llenaba de fuerza esas últimas semanas de incertidumbre. Cuando lo veía le decía a mi hija sin palabras «Zoe, cuando nazcas podrás descubrir lo maravilloso que es vivir: sabrás lo que es el amor y el dolor, la alegría y la tristeza, experimentarás miles de sentimientos y emociones, te maravillarás con los misterios de la naturaleza… y sobre todo te llenarás de plenitud».

Cuando pari a mi hija me sentí como ese volcán en erupción o esa catarata rebosando agua…

No dejéis de maravillaros con la preciosa fotografía y la belleza de sus imágenes, que se van solapando unas encima de otras hasta convertirse en el último reflejo de ese ojo que mira el mundo. Una mirada hambrienta de vida. Vivid intensamente, porque estaremos aquí sólo un instante.

La importancia de los relatos de parto

Mucho antes de quedarme embarazada sentí el deseo de ser madre. Seguro que sabes de lo que estoy hablando. Y disfrutaba leyendo cualquier relato de parto que caía en mis manos. Era feliz visualizando en mi mente a esas mujeres pariendo e imaginando cómo sería el día en el que mi hij@ decidiera nacer.

Agradezco enormemente a cada mujer que quiso compartir su parto, que me invitó a acercarme a su intimidad, que me ayudó a focalizar un parto en salud. Gracias, en gran parte, a esos relatos que leí, yo tuve el parto que tuve; porque sentí conmigo a cada una de ellas ese día. Cuando una mujer comienza su trabajo de parto y está conectada con su cuerpo y sexualidad, siente la fuerza de todas las mujeres que se empoderaron en el suyo.

Aquí os dejo mi relato: una gota más para agrandar el inmenso mar que nos une a todas.

EL MEJOR NACIMIENTO PARA MI HIJA

Cuando supe que estaba embarazada mil emociones recorrieron mi cuerpo: alegría, duda, miedo, euforia, ternura… y mil preguntas llenaron mi mente. Una de ellas fue “dónde y cómo parir”. Siempre imaginé un parto respetado donde mi hija y yo estuviésemos en paz y conexión para hacer un buen trabajo en equipo llegado el momento. Durante todo el embarazo me empapé de toda la información posible acerca del proceso fisiológico del parto, visioné partos respetados y leí todo relato de parto positivo que caía en mis manos. A través de la asociación El Parto Es Nuestro (a la que pertenezco desde hace año y medio), recibí toda la sabiduría y experiencia del resto de socias así como información veraz basada en la evidencia científica.

No quería correr riesgos en mi parto. Para mí era importantísimo conocer de antemano al equipo que me iba a asistir y elegir el lugar más respetado y seguro  para el recibimiento de mi hija. Ese lugar era mi casa, nuestro hogar.

Algunas personas a las que les conté que pariría en casa me decían “qué valiente”. No entendía muy bien que ser valiente significa decidir algo por ti misma de una forma consciente e informada, valorando los riesgos y decantándote finalmente por la opción más segura. Hubiera sido mucho más valiente por mi parte, desde mi punto de vista, ponerme en manos de cualquier “ginesaurio” desconocido que bajo un protocolo X de un hospital público o privado quisiera otorgarse todas las medallas al realizar una satisfactoria extracción vaginal, o (inne)cesárea, o parto instrumental con su consiguiente episiotomía.

Con la idea de parir en casa emprendí la búsqueda de un equipo cualificado de matronas que asistieran partos domiciliarios. Y en esa búsqueda topé con Anabel Carabantes. Desde el primer momento supe que sería ella la persona idónea. Tuvimos tiempo de conocernos a fondo durante el embarazo, asistiendo a los utilísimos talleres que imparte en el centro de Madrid junto a su equipo (Paca y Aythami). Creamos lazos y una relación de confianza, para mí fundamentales (estas personas entrarían en mi casa y me acompañarían en el momento más importante de mi vida hasta la fecha).

Y el momento llegó.

Zoe quiso nacer un 6 de abril. Yo llevaba con pródromos desde hacía dos semanas y cuando expulsé el tapón mucoso el día anterior por la tarde, pensé que era otro paso más en el lento ejercicio de preparar el terreno. Pero esa noche, sobre las seis de la madrugada me levanté al baño y vi sangre en mi ropa interior. Llamé a Anabel y me dijo que me relajara, que estaba borrando el cuello del útero y que esto solía ir para largo, que me fuera a dormir y si notaba alguna contracción fuerte la volviera a llamar. Así hice, y a pesar de despertarme el dolor de alguna contracción, no la consideré tan fuerte como para molestar a mi comadrona.

Entonces a las ocho de la mañana algo me despertó. Noté un leve chasquido dentro de mí que me hizo romper aguas. Ahí pensé “qué guay”. Fui al baño y vi que tenía empapado todo el pantalón del pijama. Así que llamé a Anabel: “creo que he roto aguas”, “pues enhorabuena, estás de parto. En media hora estoy allí”. Miré a mi chico y sonriendo le dije “estoy de parto”. A continuación mandé un whats app a mi hermana con el mismo mensaje que tardé como cinco minutos o más en escribir.

Yo estaba muy consciente, de hecho empecé a pensar en todo lo que había preparado: la música, las piedras, la bañera, el vestido con el que quería parir… pensé “voy a ponerme las lentillas” y aunque lo intenté no pude, porque en cuanto venía la contracción solo podía centrarme en respirarla, no existía nada más en el mundo que esa sensación de apertura. Mi chico utilizó la adrenalina que le corría por las venas para recoger y limpiar un poco la casa antes de la llegada de Anabel, algo que agradecí enormemente porque me dejó espacio para estar conmigo misma y conectar con Zoe.

Entonces me dí cuenta de que la cosa marchaba, las contracciones cada vez eran más seguidas y efectivas. Yo visualizaba el camino que iba haciendo mi hija dentro de mi, mientras paseaba por casa y me agachaba de cuclillas agarrada a cada radiador de pared, mesa, sofá, pelota… cuando me invadía la contracción. Aún así, era muy llevadero y completamente soportable. Sí es verdad que cada contracción me dejaba más cansada que la anterior, incluso recuerdo alguna que me hizo temblar las piernas.

En algún momento, entre contracción y contracción, pensé “me quiero dormir. Tengo que tumbarme” y así lo hice, me fui a la habitación y me tumbé de lado en la cama. Cuando venía la contracción me tiraba al suelo como podía para colocarme de cuclillas agarrada a la mesita de noche y así respirar mejor cada ola de dolor. En una de esas apareció mi comadrona querida. Al verme subir y bajar de la cama me aconsejó ponerme a cuatro patas o apoyarme sobre unos cojines en la cama, pero a mí me daba una pereza tremenda cambiar de postura. Yo quería datos y le dije “quiero saber de cuanto estoy, Anabel”. Me hizo un tacto aprovechando un descanso pero aguantó durante la contracción (cosa que me dejó baldada de dolor), me pidió perdón y me dijo “perdona, pero quería asegurarme. No te lo vas a creer: ¡estás de ocho tía!”. En ese momento olvidé todo el cansancio y la adrenalina se apoderó de mí. Tenía unas ganas tremendas de empujar. Mi chico y Anabel empezaron a colocar los plásticos de pintor y los protectores sobre la cama, haciéndome rodar de un lado para otro entre contracciones. La cosa iba muy muy rápida.

La fuerza que sentí con cada pujo es algo indescriptible. Mi cuerpo iba solo, yo únicamente focalizaba la energía hacia abajo y de mi boca salían sonidos que desconocía hasta ahora. Pensé en fuerzas de la naturaleza como terremotos, tsunamis, volcanes, tornados… todo aquello rugía en mi interior y hacía que mi hija y yo nos separáramos violentamente. Recuerdo que incluso en algún momento grité «me voy a morir», porque en parte parir resulta tan desconocido y brutal como la muerte. En contraposición, entre cada contracción sentía un placer inmenso. El cóctel de oxitocina y endorfinas hacía su trabajo y me mantenía en un estado entre consciente e inconsciente que no había experimentado jamás.

Fueron cinco pujos: dos preparatorios, donde poco a poco fueron asomando las melenas rojas de mi pequeña. El tercero hizo que Zoe sacara su cabeza, dejando todavía su cuerpecito mojado dentro de mí. En el cuarto pujo dudé si había tenido una niña o un pez porque su cuerpo resbaló como una colita de pescado y me hizo muchas cosquillas. Nadie tiró de ella, nadie le ayudó a salir. Quedó tendida sobre la cama y empezó a respirar como si lo hubiera hecho nueve meses atrás. No lloró nada.

Yo no podía ni incorporarme, solo decía “mi niña, mi niña”, así que Anabel la cogió en brazos y me la dio todavía desnuda y llenita de vérnix caseosa. La sostuve en mi regazo, piel con piel y abrió los ojos. Esa mirada la tengo grabada a fuego en mi mente. No la olvidaré jamás.

El quinto pujo fue el alumbramiento de la placenta, que salió toda gordita y bien sana.

Parto en casaFue un parto que duró dos horas y media desde que rompí la bolsa. Sin drogas, sin intervenciones médicas, donde mi periné quedó intacto tras el parto. Con asistencia profesional, acompañada de quien quise y arropada por quien amo. En mi hogar.

Mi hija nació con dignidad, como se merecen todos los niños del mundo; y yo fui tratada con enorme respeto en mi parto, como merece cualquier mujer.

Siempre imaginé que sería un parto de noche, con música, muy tranquilo, quizás en la bañera… Y sin embargo fue a la luz del día, fugaz y brutal. Y es que mi hija tuvo el mejor nacimiento. Tan bueno que, claro, era difícil de imaginar.

Estoy deseando conocer tu historia. Cada relato de parto nos hace crecer como mujeres y madres. ¿Te animas a compartir tu relato?